La solidaridad social

Vicente Paúl Maldonado Quezada

La palabra solidaridad es de origen latín “solidus” que significa “solidario”. Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin o bien común, se habla de solidaridad.

La solidaridad es compartir con otros tanto lo material como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y una colaboración mutua entre las personas, podemos citar como ejemplo a La Cruz Roja, ya que es una organización imparcial con una misión humanitaria basada en el principio de solidaridad que consiste en proteger la vida y dignidad de las víctimas de terremotos, guerra y de violencia, la solidaridad social es un concepto moral referido a la capacidad o actitud de los individuos de una sociedad para ayudarse y apoyarse unos a otros en aspectos puntuales de la vida cotidiana, la solidaridad social es considerada un deber ciudadano, que nos compromete y relaciona con los otros, y que, en este sentido, es fundamental para el desarrollo y el bienestar social de las personas, se ejerce entre iguales, de modo que implica un espíritu de colaboración desinteresado que dinamiza las relaciones entre los individuos de una sociedad, como motor principal son los intereses comunes, la pertenencia o la empatía hacia un grupo determinado, el interés por el bienestar de los otros individuos de la sociedad que sentimos como nuestros iguales, generalmente, la solidaridad surge ante la manifiesta imposibilidad de un individuo de actuar aisladamente en el plano social o, por el contrario, del interés por encontrar nuevas formas de colaboración con los otros individuos, de allí que la solidaridad social sea hija de una visión humanitaria del mundo, en la cual tiene particular relevancia el sentimiento de compasión y empatía que un individuo pueda desarrollar ante otro, bien sea por sus necesidades, penurias o sufrimientos.

Por ello, la solidaridad social tiene, además, una dimensión política, pues esta es esencial para comprometer a los individuos en la construcción de una sociedad donde la justicia, la dignidad y la igualdad sean bienes comunes fundamentales, es importante no confundir solidaridad con altruismo o generosidad, que son más bien verticales, y que producen intercambios entre los que están “arriba”, generosos y nobles, y los otros que están “abajo”, pobres y menesterosos.

La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda, protección, que cuando persigue una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno. La solidaridad como valor se caracteriza por la colaboración mutua que existe entre las personas, lo que sin duda permite lograr la superación de los más terribles desastres, como terremotos, guerras, contaminaciones, enfermedades, entre otros, aplicarlo también con nuestros familiares, amigos que se encuentren en situaciones difíciles y con la ayuda recibida permita salir adelante y mejorar en cierto modo la situación, está solidaridad entre los seres vivos permite resistir las adversidades que se presenta a lo largo de la vida. La persona solidaria no duda en colaborar y apoyar a todos aquellos individuos que se encuentran en situaciones desfavorecidas, lo que permite distinguirse de las personas indiferentes, egoístas ante los problemas que pasan sus compañeros, es importante fomentar la solidaridad desde la infancia ya que puede ser vista como la base de otros valores humanos que logra desarrollar valiosas relaciones de amistad, familiar y social basadas en la ayuda, apoyo, respeto y tolerancia, los derechos de solidaridad son los que optimizan el desarrollo de una persona en un ambiente apropiado, contemplan a las personas en su universalidad y buscan garantías para la humanidad como un todo. Es uno de los derechos humanos más recientes y para que pueda cumplirse tienen que participar todas las entidades públicas y privadas del mundo, incluida a todas las personas, quiero poner unas frases celebres sobre el tema

“El racismo no se combate con el racismo, la mejor forma de combatir el racismo es con solidaridad.” Bobby Seale.

“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos” Juan Pablo II.

Existe un principio de solidaridad en la doctrina social de la Iglesia católica y se define como la consideración del conjunto de características o aspectos que relacionan o unen a las personas, y la ayuda mutua, la interacción, la colaboración y el servicio que ese conjunto de relaciones promueve y también alienta. Esta colaboración e interacción debe contribuir al desarrollo, al crecimiento y al progreso de todas las personas a partir de estos valores.