Numa Pompilio Maldonado
Comúnmente al ladrón lo catalogamos como una persona sin honradez o como el individuo que roba a otros y a las instituciones públicas. Y a este conocido antivalor, contrario a la honradez, hasta lo dividimos en dos categorías: 1) la del vulgar ladrón, callejero, arranchador, sacapintas…, que vive del hurto menor o mediano, y entra y sale de la cárcel como si nada; y, 2), la del ladrón de frac, el más peligroso de todos porque roba o asalta a las instituciones públicas, llevándose grandes cantidades de dinero sin importarle si atentan contra la estabilidad de la nación, pero goza de impunidad porque es aliado o pertenece a la clase política corrupta o dominante del país. Conforman una subcultura de extremos sociales: en el extremo inferior el lumpen degradado y en el superior las mafias corruptas poderosas, pero ambos con formación amoral hereditaria y línea sucesora generalmente asegurada…
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