¿Cómo romper con el ritualismo en la religión?

Luis Pineda

Desde la década del 70, los cristianos de América Latina, con el legado de los documentos del Concilio Vaticano II y de Medellín y el inicio de la Teología de la Liberación, se inició un proceso de esperanza para nuestra Baya Yala.

La organización de las comunidades eclesiales de base y la definición de la opción preferencial por los pobres, se convirtieron en las herramientas fundamentales de la búsqueda de la espiritualidad más que de la religión, de la justicia más que de la ritualidad, del cielo y la tierra nuevos aquí y ahora.

En este contexto, una de las búsquedas es romper el cumplimiento de los ritos en los diferentes momentos de la vida de los cristianos; sin embargo, ha sido uno de componentes más difíciles de romper.

La excusa principal ha sido: ¿cómo relacionar los ritos con el compromiso de amor al prójimo? Miles de héroes y mártires han dado respuesta con su vida en los últimos 50 años en todos y cada uno de los países de nuestra Indoamérica.

Para profundizar en el tema, les presentamos el artículo de José A. Pagola: “Es fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón”.

“Para celebrar la eucaristía dominical no basta con seguir las normas prescritas o pronunciar las palabras obligadas. No basta tampoco cantar, santiguarnos o darnos la paz en el momento adecuado. Es muy fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón; oír las lecturas correspondientes y no escuchar la voz de Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin reconciliarnos con nadie. ¿Cómo vivir la misa del domingo como una experiencia que renueve y fortalezca nuestra fe?

Para empezar, hemos de escuchar con atención y alegría la Palabra de Dios, y en concreto el evangelio de Jesús. Durante la semana hemos visto la televisión, hemos escuchado la radio y hemos leído la prensa. Vivimos aturdidos por toda clase de mensajes, voces, noticias, información y publicidad. Necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro.

Es un respiro escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús. Traen verdad a nuestra vida. Nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño. Nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza. Es una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del evangelio.

La plegaria eucarística constituye el momento central. No nos podemos distraer. «Levantamos el corazón» para dar gracias a Dios. Es bueno, es justo y necesario agradecer a Dios por la vida, por la creación entera y por el regalo que es Jesucristo. La vida no es solo trabajo, esfuerzo y agitación. Es también celebración, acción de gracias y alabanza a Dios. Es bueno reunirnos cada domingo para sentir la vida como regalo y dar gracias al Creador.

La comunión con Cristo es decisiva. Es el momento de acoger a Jesús en nuestra vida para experimentarlo en nosotros, identificarnos con él y dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por su Espíritu. Todo esto no lo vivimos encerrados en nuestro pequeño mundo. Cantamos juntos el Padrenuestro sintiéndonos hermanos de todos. Le pedimos que a nadie le falte el pan ni el perdón. Nos damos la paz y la buscamos para todos.”