La compra de dignidades en el 2002

César Correa

La compra de la Presidencia y de curules legislativas alcanzó niveles escandalosos en la última década del siglo XX. Fue afrentosa la cantidad de billetes que metieron a la campaña Sixto Durán, Alberto Dahik, Abdalá Bucaram, Álvaro Noboa y los banqueros, lo que finalmente llevó a la destitución de Jamil Mahuad. Los mismos congresistas, para cuidar un poco las apariencias, el 22 de marzo de 2000 aprobaron la Ley de Control del Gasto Electoral, que se aplicó por primera vez en 2002.

La famosa ley ponía un límite, un techo, al gasto que podían hacer los candidatos. El Tribunal Supremo Electoral estableció en USD 1’139.882,00 lo máximo que podía gastar cada binomio presidencial. Los hipócritas congresistas dejaron bien abierta la puerta para burlar la ley, porque no establecieron sanción alguna para los violadores y fue así como 3 binomios violaron la disposición legal sin que haya recaído sanción alguna para los responsables.

El diario HOY del sábado 19 de octubre de 2002, día anterior al de la primera vuelta, publicó el gasto que había detectado. Álvaro Noboa tenía egresos conocidos por USD 2’091.482,20, casi el doble de lo permitido. Le seguía Jacobo Bucaram, con millón y medio de dólares de gasto y el tercero que había pasado de la cantidad permitida fue Xavier Neira, del Partido Social Cristiano. Pero el mismo diario HOY decía: «Una vez finalizada la campaña electoral, no hay nada más oculto y celosamente escondido en las tiendas políticas que los costos de la campaña electoral». Yo estimo que el gasto fue una diez veces más grande.

En ese año participaron 11 binomios encabezados por Álvaro Noboa, Jacobo Bucaram, Xavier Neira, Rodrigo Borja, Ivonne Baki, León Roldós, Lucio Gutiérrez, Osvaldo Hurtado, César Alarcón, Jacinto Velásquez y Antonio Vargas. Hasta septiembre los favoritos eran Rodrigo Borja y Lucio Gutiérrez, pero en octubre asomó Álvaro Noboa, que lo desplazó a Borja y se enfrentó a Gutiérrez en la segunda vuelta. La ciudadanía quería un cambio y contra ese deseo no pudieron los millones de Noboa.

¿Qué se impondrá en el 2021? El neoliberalismo que gozará de las gruesas chequeras de Guillermo Lasso, Jaime Nebot y Álvaro Noboa, o la decisión popular de recuperar la Refinería de Esmeraldas, el resto del patrimonio nacional feriado en el 2020; de derogar las leyes nefastas dictadas en este gobierno; y, el retorno a la fuerte inversión pública que representa el correísmo? El CNE volverá a señalar un techo para el gasto electoral, de unos 2 millones de dólares para cada binomio, pero el neoliberalismo sin decoro alguno «invertirá» mucho más.