El sentido de vivir

Juan Luna

Quiero dar continuidad al artículo de la semana precedente (jueves 20 de agosto) y responder a la inquietud de uno de los lectores, en su reacción, vía msn, me manifiesta: “y aun conociendo lo que va a suceder, nadie está preparado… y ¿cómo vivimos?, ¿para qué vivimos?

Llegada la “hora” de la muerte tenemos que abandonar todo lo que hemos adquirido: la familia, los bienes, los amigos. Para enfrentar este difícil momento tenemos que prepararnos físicamente para resistir la prueba del dolor en la enfermedad, emocionalmente, para enfrentar la realidad de la separación de lo que hemos conquistado en la tierra y espiritualmente para responder a nuestra fe y a nuestras creencias, para los católicos, responder a Dios Padre y misericordia.

Según sea nuestra vida, así será la muerte, dijimos. Por tanto, es importante saber ¿cómo vivimos? No se trata de cuestionarnos e interrogarnos con crueldad, sino, revisar lo que vivimos como personas de bien, como padre y madre de familia, como profesional u obrero en mi trabajo y como ciudadano. Al revisarnos le damos sentido a la vida que debe ser una expresión de felicidad, de bienestar, de humildad, generosidad, de justicia y paz con la creación. Lejos debe quedar la soberbia, prepotencia, envidia, arrogancia y el creernos por encima del bien y del mal; más lejos aún expresiones que repiten los falsos líderes “yo soy el que mando”, “yo soy el jefe”, “aquí se hace lo que yo dispongo”. Pobres de y espíritu y conocimiento, que no han entendido que solamente somos aves de paso.

¿Para qué vivimos entonces? La primera razón es para ser feliz y la felicidad es un estado de ánimo natural, es una elección ante la adversidad y es un derecho de tu realización personal y profesional para vivir conforme a tus valores, tus decisiones y tus principios. La segunda razón es el amor, primero a ti mismo, a tu familia, a tu trabajo, a la mujer que elegiste como tu compañera, a tus hijos. El amor fluye e impregna todo aquello que piensas, sientes y haces. Un tercer momento es el vivir para aprender, la vida es un laboratorio de aprendizaje. Acumular información no es aprender, aprender es transformar y transformarte. Finalmente, hemos venido a cumplir una misión, dejar esta realidad mejor de lo que la encontramos, esa es la verdadera herencia que dejaremos a las futuras generaciones y es el resultado de haber cumplido las anteriores.

Ten por seguro que, si has sido feliz, has amado y te has dejado amar y has aprovechado para aprender, a tu marcha, este mundo será un poco mejor.