Sobre la Roca

Fernando Oñate-Valdivieso

Si alguien se acerca a mí, y escucha lo que yo enseño y me obedece, dice Jesús, es como el que construyó su casa sobre la roca. Hizo un hoyo profundo, hasta encontrar la roca, y allí puso las bases. Cuando vino una inundación, la corriente de agua pegó muy fuerte contra la casa. Pero la casa no se movió, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha lo que yo enseño y no me obedece, es como el que construyó su casa sobre terreno blando. Vino la corriente de agua y pegó muy fuerte contra la casa; la casa enseguida se vino abajo y se hizo pedazos.
En esta parábola Jesucristo nos presenta a dos personas con actitudes muy diferentes, pero que tienen cosas en común: ambos van a construir su casa y ambos deben enfrentar una fuerte tempestad. El primero de ellos excavó a profundidad hasta llegar a la roca firme y sobre ella construyó los cimientos de su casa, en tanto que el otro; por razones desconocidas, prefirió hacerlo sobre terreno blando. Al llegar la tormenta las consecuencias de cada decisión, son las esperadas.

La casa que se edifica es la vida de cada persona y al igual que los hombres de la parábola, todos estamos construyéndola. Las tormentas vendrán, seguro golpearán con fuerza sobre nosotros y dejarán huellas de su paso. Pero lo importante es como enfrentaremos la tormenta: ¿resistiremos?, ¿nos vendremos abajo? Lo seguro es que quien edificó sobre la roca nada tiene que temer.

La parábola da por sentado que ambas personas escucharon la palabra de Dios, pero solo uno de ellos tomo la decisión correcta: obedecer. Solo uno permitió que el mensaje de Jesucristo eche raíces profundas en su corazón y cuando vino la tempestad se mantuvo incólume, en pie, pues sabía que junto a él estaba ese Dios justo que nos sostiene con su diestra poderosa, aquel que lleva nuestras cargas y pelea nuestras batallas, aquel que está junto a nosotros dondequiera que vayamos, aquel que siempre cumple su promesa y es nuestra única luz y salvación.

¿De que sirve oír la palabra de Dios y no ponerla en práctica? Pues de nada. Si no la ponemos en práctica estaríamos construyendo nuestra vida sobre tierra blanda, no tendríamos un adecuado soporte, cualquier tormenta fácilmente podría derrumbarnos; y levantarse nuevamente, sería una ardua tarea. La clave es dejar que la divina palabra del Señor nos guíe cada día, dejar que el Espíritu Santo nos revele la voluntad de Dios. Edifiquemos sobre la Roca; sí, con mayúsculas, edifiquemos nuestra vida en Cristo Jesús.