El espíritu libertario de todo un pueblo que se unió por un ideal supremo de libertad

La gran Historia Universal, nos reseña que los pueblos por su cuenta siguen su sendero e insisten en sus reivindicaciones y las naciones surgen a la autonomía a pesar de los amenazantes armamentos y de las desorientadoras engañifas de los politiqueros de siempre.

El espíritu es asombrosamente complejo y sutil y nada vence al espíritu. Para los lojanos, el 18 de Noviembre de 1820, constituye una fecha de profunda significación histórica porque evidenció el espíritu libertario de todo el pueblo que se unió por un ideal supremo de libertad. Clara muestra que la historia de los pueblos se la escribe con hechos, donde el movimiento popular libertario de hecho y de derecho se constituye en el principal protagonista del desarrollo social, político y económico de las naciones.
Han pasado 200 años, y cada 18 de Noviembre con espíritu cívico, recordamos la proeza libertaria, y al unísono cantamos: “Somos hijos de Loja y debemos procurarle continuo adelanto que no cese el cantar sacrosanto del trabajo que es vida y honor” y nuestros jóvenes con su proverbial gallardía se constituyen en los actores principales del desfile que constituye homenaje a la proclama libertaria protagonizada por Pinto, Peña, García, Picoíta, y Zambrano que inscribieron a Loja en el movimiento libertario de América.
Con estos hechos, anotamos que no cabe duda alguna que la libertad humana es un criterio referencial de corte histórico para la denuncia, la crítica y la justificación “racional” de la violencia; efectivamente no habido cambios importantes en las sociedades sin medir estos con el grado de libertad alcanzado. ¿Pero sigue el discurso de la emancipación gozando de una vigencia real en nuestros tiempos del marketing consensual? ¿No se ha convertido en la retórica fácil de la mentira generalizada? ¿Realmente nos hemos liberado de los temores, del autoritarismo de siempre, de la demagogia? La respuesta no puede ser categórica.

Señalamos así porque la dura realidad de la ciudad y provincia lojanas sometidas al secular abandono de los gobiernos de turno, muestra pobreza, desempleo, emigración, analfabetismo, desunión: hablamos de los politiqueros de siempre, sumado a ello la corrupción, “viveza criolla” sometimiento económico ante los de siempre; bancos e intereses del imperio que día a día expolian al pueblo, sumiéndolo en la desesperación y sin brújula o norte a donde caminar. Por ello es necesario limpiar estas malas acciones; y, una de las maneras de hacerlo es con la enseñanza de una educación cívica
Una educación cívica que entienda que cada joven es una originalidad irremplazable. Perderlo, es causar a la ciudad y provincia un terrible mal. Porque sencillamente la juventud constituye el poderío de las ciudades y naciones. Forjar personalidades debería ser la tarea de la educación cívica y de la enseñanza que no es sino parte de la educación. Un joven bien formado se encargará él mismo de estudiar todos los libros y aprender todas las técnicas. Mecanizar cerebros, con el pretexto de cumplir con su plan curricular, es traicionar a la juventud anhelosa de justicia de solidaridad y creatividad en beneficio de la colectividad

Para nosotros, la segunda enseñanza tiene y debe ser humanista, para poner al joven en contacto con lo humano, con el deporte, con lo social y lo político. Enseñanza humanista no significa precisamente enseñanza del inglés, alemán, japonés. Significa cultivo de las ideas madres de las principales ciencias a fin de que más tarde el médico no sea totalmente extraño al poeta, ni el jurista al matemático. Una orientación general, resumida, clara en las disciplinas fundamentales necesarias, si se quiere una sociedad solidaria e ilustrada. La historia, la literatura son ramas del saber imprescindibles para la formación de los dirigentes. De la enseñanza secundaria deben salir los verdaderos conductores democráticos de nuestros pueblos lojanos. Para de esta manera seguir los pasos de nuestros héroes que nos legaron la primera Independencia de Loja, para juntos luchar por la segunda independencia, la económica. Así sea.