Por la “honestidad criolla”

El 9 de diciembre se celebra el Día Internacional contra la Corrupción, uno de los peores flagelos que soporta la humanidad en estos días. Más grave aún que el COVID-19, porque en muchos países como el nuestro, ante el cinismo e incompetencia de mandatarios y la impavidez de la mayoría de la población, la corrupción comienza a asomar como parte de nuestra cultura. Es muy triste y doloroso comprobar que estamos gobernados por mafias de delincuentes que pasean su descarada impunidad con soberbia, y muchos de ellos con el favor de un significativo porcentaje de aceptación de una población lamentablemente inconsciente, que aplaude el siniestro sofisma de: “no importa que roben si hacen obra” (los primeros sondeos de opinión frente a la próxima contienda electoral así lo demuestran).

Veamos algunas cifras: “cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interior bruto mundial (…) Se estima que en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo” (Naciones Unidas). Cada año América Latina pierde 220 mil millones de dólares y el Ecuador, que ocupaba el puesto 114 de 180 países en el Índice de Percepción de Corrupción del 2018, de Transparencia Internacional, entre cinco mil y siete mil millones de dólares por causa de la corrupción (Cámara de Comercio Internacional).

En nuestro país la corrupción es sinónimo de “viveza criolla”, una actitud inmoral que cada vez se fortalece. Precisamente para combatir a esta mayúscula incoherencia, algunas organizaciones nacionales le oponen la campaña Honestidad Criolla, que celebra este Día Internacional con una semana de importantes actos. Entre otros, el homenaje al Ec. Jorge Rodríguez Torres (1923-2020), respetado y valiente presidente de la Comisión de Control Cívico de la Corrupción; premios al Concurso “Crecer Honesto”; exhortación al voto responsable…

Si aún creemos que la mayoría somos buenos y honrados, pero tan ingenuos que nos dejamos manejar por un grupo de hábiles ladrones sin escrúpulos, ávidos de riqueza y poder… ¿cómo podemos combatir la “viveza criolla” e instaurar una mayoritaria “honestidad criolla” ? No es fácil. Todo los malos gobiernos que han permitido que el aparato interno de gobernabilidad esté comandado por una poderosa mafia corrupta, que sostiene su poder con mil y un argucias, indiferente del mandatario de turno, hace aún más complicado el panorama. Pero si abrimos los ojos y comenzamos a actuar. Si hacemos campañas (“es mejor ser honrado que ladrón”), exigimos buena educación moral y cívica, y apoyamos y estimulamos a las buenas autoridades y funcionarios públicos, y a los honrados comerciantes; si elegimos, aunque sea por primera vez, a los mejores, no a los más demagogos, mentirosos y ladrones, con más dinero para hacer campaña y comprarnos…, hay esperanza. Y podemos cambiar el torcido derrotero del país para beneficio de todos, contra el inmoral y antipatriótico activar de los seguidores de la “viveza criolla”.