Una feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad

A propósito de la fiesta de Navidad, se ha puesto a pensar amable lector que hay vida que existe y no se siente, flores que son bonitas y no huelen, poemas que duelen y no se escriben, por ello junto a usted nos da coraje e impotencia eso de ver vitrinas llenas de juguetes y niños llenos de vacíos y de trabajo a su temprana edad, ante esto elevamos las manos al cielo, para pedir que los niños no trabajen, que sus padres tengan como darles educación y abrigo, para que no tengan que salir a pedir limosna, a vivir en peligro, que no solamente sea un día de amor y solidaridad con los niños, que se constituyen en dádiva y de aparente solidaridad, queremos comprensión y ternura eterna, porque al final de cuentas son niños que instauran el himno de la vida y la vida en su retina es siempre buena, por ello la exigencia que deben vivir con dignidad y amor.

A pesar de todo hay que celebrar la Navidad, pese a todas las tinieblas a las que nos han sometido el gobierno, a los males que nos agobian, a los diarios escándalos que nos han llevado de la sorpresa a la ira y de ésta a la decepción, de la terrible agresividad que todo esto genera, pesimismo e inestabilidad que se han vuelto compañeros inseparables de la gran mayoría de la población, de las grandes diferencias, de las injusticias, en fin, de todo aquello que es impedimento de primer orden para la satisfacción y peor aún para el festejo, hay que celebrar la Navidad.

Hay que celebrar la Navidad a pesar de que en muchos hogares reina la pobreza económica en unos casos y la de espíritu y aridez de corazón en otros, es la Noche Buena es la mejor excusa para olvidarse –al menos por una noche- de la tristeza, del desencanto, el dolor, la angustia y la desesperanza que invade el alma. Para que se convierta en ternura y comprensión.

Hay que celebrar la Navidad porque se hace imperativo elevar el pendón de la fe en la promesa de un futuro mejor, a pesar de que el panorama luzca más negro que las noches de los apagones. Hay que celebrar la Navidad porque a pesar de la violencia reinante, nos trae un mensaje de paz y amor, que con un poco de esfuerzo colectivo, puede llegar a convencernos de que es el momento propicio para olvidarnos de rencores y buscar una reconciliación con nosotros mismos y con los demás.

En verdad, existen muchas razones para celebrar la fiesta de la Navidad aunque nos encontremos desmotivados, preocupados o simplemente hastiados de la sociedad de consumo que se refleja en tanto anuncio comercial publicitario que nos recuerda a cada instante que tenemos que celebrar la Navidad con el objeto de poder vender todo tipo de mercaderías.

Hay que celebrar la Navidad pero no de cualquier manera. No es cuestión de hacerle el juego a la publicidad, al comercio y pensar que celebrar la navidad significa comprar a diestra y siniestra regalos que muchas veces ni siquiera sirven o agradan a quienes los reciben, tampoco creer que si no hay el pavo relleno y vino hay mal festejo. Consideramos que la celebración de la Navidad es algo muy especial, no son los villancicos, ni el árbol lleno de luces, ni los hermosos paquetes lo básico para su celebración. Celebrar la Navidad es mucho más que esto, significa revivir el sentimiento, aunque sea por una sola noche en el año, hermanados en un sentimiento de paz, amor y solidaridad. Recordamos las palabras del Papa Francisco, en torno a la Navidad: “La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Una Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad”. Así sea.