John Locke en Tabula Rasa

Los conocimientos adquiridos después de muchos años de vida son completamente válidos y completamente indispensables en la valoración de lo que es significativo para cada persona porque en el camino aprendemos lo que en realidad es importante, lo que nos llena y nos da el completo bienestar con nosotros mismos.

Cada individuo está sujeto a un constante cambio de perspectiva y de camino a seguir dado las cambiantes condiciones que nos toca enfrentar, las experiencias serán el mejor medidor que debemos emplearlo para la interpretación de la forma que debemos abordar condiciones nuevas en las que tenemos que reinventarnos en una versión mejorada.

El proceder de un individuo en constante crecimiento será empezar en tabula rasa con mente abierta para el aprendizaje y tomar conciencia de lo positivo de lo aprendido con el objeto de darle uso de forma provechosa en cada evento importante de la vida. 

En la teoría del conocimiento del filósofo inglés John Locke (1632 a 1704) en la que hizo uso de la expresión de la tabula rasa que tiene que ver con el estado original de la conciencia del hombre como el alma de un niño, a foja cero,  un libro con hojas en blanco en la que se puede empezar a escribir no sólo una nueva historia sino una historia mejorada,  Locke en su argumentación afirmaba el desacuerdo con las ideas  de Descartes y Leibniz de que el hombre no tiene ideas o principios innatos, que los conocimientos se adquieren de la vida y de la experiencia.

La Tabula Rasa en si asegura que cada individuo inicia su vida con la mente vacía, sin cualidades innatas, considera que los conocimientos y habilidades de casa ser humano son de exclusivo fruto del aprendizaje adquiridas mediante sus percepciones y experiencias propias.

Locke como defensor del empirismo argumenta el rechazo a las ideas innatas asegurando que no existen los conocimientos universales porque todos los individuos nacen con su mente en una tabula rasa, en tabla rasa, como un libro en blanco, además hace referencia a las evidencias que las podemos reconocer todos pero sin redefinirla como idea innata sino más bien como el resultado de experiencias de muchos individuos con la vivencia de eventos similares.

Locke entonces reconocía dos tipos de ideas, las simples y las complejas. Las ideas simples se obtienen de la percepción de un individuo en forma pasiva, del contacto de los objetos con el individuo, mientras que en las ideas complejas se requieren la participación de la mente en forma activa, para generar dichas ideas existen los denominados modos, relaciones y substancia en la que se entiende deben existir un objeto para ser percibido que determina el modo, lo que favorece la comparación entre uno y otro objeto que deben subsistir en un receptor o un substratum que aunque se ha venido interpretando como un objeto imaginado por Locke es claro entender que ese continente o subtracto son la neuronas, además que dichas ideas complejas están en relación a la suma de ideas simples que están bajo el principio de causa y efecto con una clara evidencia de causalidad para producir el desarrollo de ideas complejas.

Empezar de cero en popular frase o como lo diría John Locke en tabula rasa, para que el nuevo  conocimiento o proceder sea una versión mejorada de lo que se debe hacer o de lo que debimos hacer antes de entrar en el proceso de mejorar las ideas y con ello mejorar los conocimientos y los comportamientos que nos hacen ser mejores en cada evento de la vida, desde el más insignificante evento hasta el más importante que puede definir el camino futuro individual y de grupo.