Caminos de paz

Cada 01 de enero, la iglesia católica celebra la Jornada Mundial de la Paz, siendo en este 2021, la número 54. Los pontífices, como líderes espirituales han dirigido llamados públicos a los líderes mundiales, gobernantes y sociedad para practicar y educar en caminos de paz fundamentados en justicia, la solidaridad, el respeto, en contraposición a la indiferencia, el descarte y la confrontación que pretende imponerse.

La paz es un derecho humano, mismo que sólo es logrado con la total observancia y práctica de los derechos humanos, que tienen como fin supremo lograr la dignificación de los seres humanos. El estado de armonía, que supone la paz, se logrará con la satisfacción de las necesidades básicas y la efectivización de todos los derechos humanos. La 18va reunión de la UNESCO en 1974, la definió: “La paz no puede consistir únicamente en la ausencia de conflictos armados, sino que entraña principalmente un proceso de progreso, de justicia y respeto mutuo, destinado a garantizar la edificación de una sociedad en la que cada cual pueda encontrar su verdadero lugar y gozar de la parte de los recursos intelectuales y materiales del mundo que le corresponde», el camino de la paz, llegará de la libertad, de la elaboración y aplicación de leyes justas, de la alegrías de la igualdad, de la solidaridad, en donde todos los ciudadanos contamos, sin ninguna distinción.

La paz, ante todo es un valor que expresa principios y virtudes que caracterizan a una persona o a o un pueblo y responde a una sana intención de vivir en calma y armonía consigo mismo y con los demás, nace en el interior de cada ser humano y luego la proyecta socialmente, Así, el camino de la paz, es el ser humano y se ve reflejado en la capacidad de pensar, hacer y vivir que no rompamos los derechos de otros, particularmente del diferente, sino que busquemos formas de convivir para que las diferencias puedan unirnos más que separarnos como sociedad.

El Papa Francisco en su mensaje proclamado el primer día del año nuevo señala y refiere a «La cultura del cuidado como camino de paz», expresa: Que la cultura de la atención, como «compromiso común, solidario y participativo para proteger y promover la dignidad y el bien de todos», y «disposición a interesarse, a la atención, a la compasión, a la reconciliación y a la curación, al respeto mutuo y a la acogida recíproca», constituye un medio privilegiado para construir la paz, a fin de «erradicar la cultura de la indiferencia, el descarte y el enfrentamiento, que a menudo prevalece hoy en día». Invoca la necesidad de artesanos constructores de paz y recuerda las palabras de su encíclica Fratelli tutti: «En muchas partes del mundo se necesitan caminos de paz que lleven a la curación de las heridas, se necesitan artesanos de la paz dispuestos a iniciar procesos de curación y de encuentro renovado con ingenio y audacia».

Finalmente, mi llamado a ser cada uno constructor de paz desde mi interioridad, que las acciones que realicemos nazcan verdaderamente de los frutos de un corazón sincero que luche, junto a los otros en proyectos orientados a instaurar la justicia como el mejor inicio de la paz universal, que busquemos armonizar en medio del conflicto, tan característico en los seres humanos que se dejan conducir por la arrogancia y superficialidad y que el bien mayor que alcancemos exprese caridad, fraternidad universal, solidaridad.

Bienvenido 2021 y que los sueños de la paz verdadera animen la familia y el trabajo.