La sabiduría popular nos recuerda que “el ser humano se pasa la mitad de la vida gastando la salud, para pasarnos la otra mitad curándonos”, también nos recuerda que “la salud es el bien más preciado que tenemos”.
Para tener salud del cuerpo, necesitamos hacer deporte, comer bien, reducir el stress, visitar periódicamente al médico, ser disciplinados, no correr riesgos innecesarios; y, en tiempos de COVID necesitamos usar mascarilla, lavarnos las manos y guardar el distanciamiento físico.
Para tener salud mental, necesitamos leer, controlar el stress, ser positivos, escuchar música, sentirnos útiles, ejercitar la mente.
Para tener salud del alma, necesitamos amar y ser amados, necesitamos ser solidarios y compartir lo poco o mucho que tengamos, necesitamos creer en algo, necesitamos no odiar, necesitamos no atacar, no quejarnos, necesitamos ser proactivos, empáticos y tolerantes.
Para tener salud económica, necesitamos cuidar las finanzas del hogar, ser disciplinados con los gastos, ser inteligentes en nuestras inversiones, ser ahorrativos, diversificar fuentes de ingreso.
Para tener salud social, debemos ser parte activa de la comunidad, unir mas no dividir, participar de las diferentes actividades, tomar decisiones. El ser humano vive en comunidad, se interrelaciona, no podemos aislarnos y dejar de creer que “en mi mundo no influye nadie más que yo”.
Estamos en días altamente difíciles e importantes para nuestro presente y nuestro futuro.
Estamos en una nueva ola de contagios de la pandemia del COVID–19, una nueva ola que trae un virus mas agresivo y letal, una sociedad mas relajada y una economía mas golpeada. Es momento de cuidarse, es momento de ser solidarios y saber que, si yo me cuido, estoy cuidando a mis seres queridos y a mis semejantes. La responsabilidad de cuidar la salud de la población no es solo de los gobernantes o de los entes de control, la responsabilidad también es nuestra.
También es momento de elecciones, en pocos días decidiremos quien liderará a nuestro país por los próximos 4 años, esta decisión es parte de la salud social, que todos somos responsables de cuidar. Ir a sufragar con conciencia y no anular el voto es nuestra obligación y nuestro derecho, pero sobre todo es nuestro aporte a sanar una sociedad que está cada vez más enferma.
El nuevo gobierno tendrá la enorme responsabilidad de guiar los procesos de vacunación de la población, de dotar de infraestructura sanitaria, educativa y productiva. Será responsable de iniciar un cambio de timón en la economía y las estructuras estatales. Será responsable de unir a la población, con mano firme disciplinarnos, enderezar la terrible corrupción e ineficiencia que quizá son las enfermedades más graves que adolecemos.
Debemos elegir a un gobierno que no piense solo en gastar el dinero que no hay, o utilizar todos los ahorros que disponemos sin analizar las consecuencias, un gobierno que priorice, pero sobre todo que tome decisiones.
Debemos elegir un gobierno que ofrezca libertades con responsabilidades, que no mienta y que entregue en 4 años el mando del Estado a un nuevo gobierno.
En el manejo de la cosa pública la transparencia y alternabilidad son síntomas de buena salud.