Hace 80 años el Perú inició la invasión a Ecuador

El 5 de julio de 1941 batallones peruanos penetraron a los poblados ecuatorianos de las provincias de El Oro y Loja, sin mayor dificultad porque no teníamos un ejército capaz de hacer la más leve resistencia.

Los informes que los más altos mandos del ejército ecuatoriano emitieron a finales de 1940 y principios de 1941, cuando el Perú iba movilizando numerosos batallones hacia su frontera Norte, eran por demás desalentadores:

a) No existía un Plan de Guerra y no era posible elaborarlo en el corto plazo; en consecuencia no se sabía qué se necesitaba ni dónde ubicar los recursos;

b) No se tenía personal entrenado para combatir en primera línea;

c) No se tenía ni un solo avión de combate;

d) No se tenía cañones y buques de guerra para defender la Costa;

e) No se tenía caballería;

f) No se tenía ametralladoras;

g) No se tenía sino pocos fusiles, viejos, adquiridos por Eloy Alfaro; con munición tan escasa que no alcanzaba ni para un día de combate (las municiones se habían gastado en la represión al pueblo de Guayaquil el 15 de noviembre de 1922, en la Guerra de los 4 Días y otras escaramuzas);

h) No se tenía vehículos ni carreteras para la movilización de la población (ni para el traslado de soldados ni para evacuar a los civiles);

i) No se tenía infraestructura hospitalaria para atender a los heridos;

j) No había dónde comprar armas, pues los fabricantes estaban ocupados exclusivamente en producir las armas que necesitaban para sus propios ejércitos que estaban involucrados en la Segunda Guerra Mundial;

k) No había un sistema de comunicaciones;

l) No se tenía financiamiento. El Ministerio de Defensa reclamó 8.000 millones de sucres, pero el presupuesto del Estado de 1941 era solo de 113;500.000 de sucres y la partida para Defensa era de 24 millones.

A partir de Eloy Alfaro los gobiernos habían reducido el tamaño del Estado hasta dejarlo en total indefensión. Hacer resistencia significaba enviar ecuatorianos a ser carne de cañón, a tener que pagarle al Perú una indemnización cuantiosa y correr el riesgo de perder Guayaquil.

¡Y todavía hay millones de ecuatorianos que confían en un gobierno  que se halla empeñado en reducir al máximo el tamaño del Estado, para dejarlo inservible otra vez!  Bueno, no puede ser de otra manera si la burguesía engañó al pueblo, ocultó estas verdades, escondió su responsabilidad metiendo el cuento de la traición de Carlos Arroyo del Río, como hoy tiene engatusados a millones que creen en un falso combate a la corrupción.