Quilanga, con aroma de café

El espíritu de lucha, la fuerza del trabajo y la unidad de sus ciudadanos, hizo que el 08 de noviembre de 1989, el Congreso Nacional, el ejecútese del Presidente de la República y su publicación en el Registro oficial reconocieran al décimo quinto Cantón de la provincia de Loja, Quilanga. Seguro no fue fácil, para los líderes y lideresas que comprometieron, desde 1980, enrumbarse por un tortuoso camino, a fin de que la centenaria parroquia sea elevada a cantón.

Desde entonces, han transcurrido 32 años de independencia política. Muchas cosas han mejorado en la cabecera cantonal, en sus dos parroquias rurales y en sus barrios, sin embargo, no es suficiente, porque conforme la sociedad evoluciona y se transforma, las necesidades son más urgentes y los recursos económicos son mínimos, por tanto, el trabajo mancomunado y solidario debe ser el norte y juntos las autoridades y sus habitantes proseguir en la consecución de días mejores.

Tierra prodigiosa para la agricultura, particularmente, para la producción del café que ha merecido en los últimos años reconocimientos y ganar concursos a nivel nacional con la franquicia taza dorada, situación que ha puesto al cantón en los ojos del mundo. Los esfuerzos de largas jornadas de trabajo bajo el sol de verano y la lluvia de temporada invernal no han amilanado a nuestros agricultores y apasionados del café que año a año buscan mejorarse e innovarse estableciendo sus fincas orgánicas y pequeñas plantas de procesamiento, por ello, hoy existen distintas marcas que toman los nombres de lugares, de familias y de hombres y mujeres relevantes en su trabajo agrícola y cafetalero y cuyos hijos, fuera de las fronteras locales lo promocionan en Loja, el país y en el mundo, de allí “Quilanga, pedacito de cielo, con aroma de café”.

Mi pleitesía a este grupo de familias que se esfuerzan, que bregan por el campo y que ansían días mejores. Orgullosos de ser reconocidos y haber ganado premios, pero falta mucho por hacer. Urge que los gobernantes estén más cerca de cada uno de ellos, para apoyar, mejorar y tecnificar; es necesario, que se emprendan alianzas estratégicas con organismos locales, nacionales e internacionales para la promoción y venta de nuestro café en el mercado, así, los ingresos mejorarán y será una motivación para las nuevas generaciones y se fortalecerían las fuentes de trabajo y emprendimientos.

Conjuntamente con el café, es necesario abrir un espacio para el agroturismo, ecoturismo y turismo de aventura. La paisajística del cantón, el clima, las fincas ya certificadas y otras en proceso, la cordialidad y la paz de Quilanga deben ser posicionados como inspiración para que los visitantes lleguen a conocernos y reconocernos.

Hoy, el turismo de naturaleza mejora la calidad de vida de pueblos y ciudades. Los visitantes hoy van en busca de paz, tranquilidad, de cercanía con la naturaleza y al visitarnos dejan recursos económicos, pero sobre todo, mejoran la autoestima elevan el compromiso de los ciudadanos por cuidar nuestra casa grande, este es el momento de establecer ordenanzas y un proyecto de turismo real.

¡Viva Quilanga!, tierra con aroma de café, un pedacito de cielo enclavado en las faldas del Chiro, en donde el tiempo se detiene, pero celoso vigila su futuro.