Luis Pineda
Utilizamos el titular de la conocida leyenda quiteña para expresar nuestras inquietudes por la situación que estamos viviendo los ecuatorianos… las crisis debido a la inseguridad, las limitadas e irregulares oportunidades de trabajo, el desgobierno del presidente actual, las vueltas y revueltas en la asamblea, los deficientes presupuestos para la educación, salud, cultura… etc. Para profundizar en el tema, les presentamos unos fragmentos del artículo “¿Hasta dónde vamos a parar?” del padre Pedro Pierre:
“Acontecimientos desfavorables se acumulan viniendo de todas partes y sus causales apuntan principalmente al gobierno. El costo de los productos aumenta sin parar. La delincuencia sigue sembrando sus muertes por todo el territorio nacional: dos veces más que el año pasado en los 4 primeros meses del año. Los problemas en las cárceles del país no cesan. Las preocupaciones de los pequeños productores y pequeños artesanos crecen de manera abrumadora. La clase media paga más y más impuestos. El ministerio de Relaciones Exteriores no da abasto a la demanda de pasaportes para salir del país. Nunca se había visto tan pocas obras del parte del gobierno nacional. Los salarios de ciertos empleados del Estado, como en la salud, por ejemplo, son impagos desde 6 meses. El desempleo llega a más del 70% de los ecuatorianos en edad de trabajar: 3 familias sobre 4 no tienen ninguna seguridad para la comida diaria. Los escándalos de cobro de matrículas para volver a clases presenciales son generales. Las medicinas en los hospitales están ausentes. La gasolina aumenta regularmente. La corrupción avanza campante a todos los niveles de la sociedad y los paraísos fiscales se llenan de dinero ecuatoriano, sin ninguna vergüenza ni fiscalización. La conducción de la Asamblea Legislativa es de la más caótica, para dar gusto al gobierno e impedir que se desbanque a su presidenta, sostenida contra vientos y mareas por el gran apoyo de Pachakutik, el partido de los Indígenas que se perdió, junto a la CONAIE, en el laberinto neoliberal. Julián Assange, asilado con la nacionalidad ecuatoriana en nuestra embajada de Londres, que fue entregado por el gobierno morenista, en medio de la estupefacción mundial, al gobierno de Inglaterra, está listo para su entrega a Estados Unidos. Por tercera vez se niega la acogida de una boleta de captura internacional emitida en contra del ex presidente Rafael Correa, ahora en Bélgica cuyo gobierno aduce que se trata de una persecución política por una justicia corrupta. Hemos llegado a un tope en el descalabro nacional nunca antes alcanzado.
¿Qué más habrá que sufrir para despertar, darnos cuenta del engaño, enfrentar el sistema que ha logrado al máximo hacernos ciegos, sordos y mudos? Porque, al no organizamos para cambiar las cosas, lo vamos a sufrir mucho más todavía. Si seguimos cómplices del neoliberalismo, los que nos gobiernan mediante la complicidad de muchos, estarán muy satisfechos de seguirnos engañando, oprimiendo y matándonos con hambre y con balas, fortaleciendo nuestra inconciencia, nuestro individualismo, nuestra pasividad y el “sálvese quien pueda”. Mientras no reconozcamos nuestro valor y nuestra capacidad de sustituir este sistema neoliberal, mientras no nos damos cuenta que nuestros mejores sueños son los sueños de Dios, mientras no decidimos vivir de pie y con dignidad, seguiremos siendo mediocres, cobardes y faltos de fe en un Dios que nos ha creado para una vida feliz mediante la fraternidad. Y nos hundiremos en el infierno de la desesperanza y de la muerte que estamos construyendo nosotros mismos…“