A Dña. Conchita de Valarezo
Cordialmente
Hay en su ser, yo no sé qué dulzura
y en vuestro corazón paz y consuelo,
su imagen es prolongación del Cielo,
y su alma, manantial de la ternura.
Su hogar, sagrado hogar, es como un Templo
donde se adora a Dios que es luz y guía,
donde impera el amor y la armonía,
y se predica el bien, con el ejemplo.
Su vida está al servicio consagrada
Usted es cuán amable y amorosa,
Usted, toda bondad y excelsitud.
Mi enhorabuena a la Madre entregada
esposa fiel, amante y talentosa,
símbolo de valor y de virtud.
Acf.