Diego Lara León
Nuestro idioma nativo es, sin duda, apasionante y complejo de practicar. El lenguaje es fundamental para la comunicación a todo nivel. Esta complejidad nos lleva a errores y horrores al momento de compartir información.
Ante toda esta complejidad, entiendo cada vez más a nuestros sacrificados y santos maestros de lenguaje, que antes se llamaban de castellano, ellos de todas las formas posibles, ortodoxas y no ortodoxas, “con la miel y con la hiel”, nos inculcaban las bondades de nuestro idioma. Leer es fundamental para aprender el significado correcto, también saber la semántica, la sintaxis y la ortografía. ¿Se acuerdan del incomprendido “pretérito pluscuanperfecto”?
Con el fortalecimiento de las redes sociales se ha profundizado el impacto de una palabra o frase en los famosos “hashtag”, pero vemos muchas veces lo terrible de palabras o frases mal usadas o que significan todo lo contrario a lo que se afirma.
Recuerdo cuando mis maestros de lenguaje luchaban porque entendamos la diferencia de escritura y de significado entre hábito, habito y habitó; la diferencia entre consejo (con s) y concejo (con c), no es solo una letra, el concepto es completamente diferente. Asia (sin H y con s) y hacia (con H y con C), se escriben diferente, suenan igual, pero no significan lo mismo.
Así como hay graves errores en las palabras comunes, hay distorsiones más graves en conceptos que aplican profesionales en diferentes ramas.
Imaginemos a un médico confundiendo un término médico o el nombre de una patología, podría ser letal. Imaginemos también a un contador confundiendo el nombre de una cuenta del debe y poniéndola en el haber, imaginemos a un mecánico cambiando el nombre y por ende la función de una máquina.
Los términos técnicos no deben ser como las palabras comunes, que a veces por moda se les cambia el significado, esas deben tener rigor técnico y profesional para utilizarlas.
También es importante indicar que el lenguaje, como parte de la sociedad, también sufre procesos de cambio, evoluciona, ojalá nunca involucione. Estos cambios o adhesiones de significado a una palabra se denomina cambio semántico. Dichos cambios pueden suceder por distintos motivos, uno de ellos puede ser por el descubrimiento de algo. Por ejemplo, hasta antes del aparecimiento del computador, el ratón era solo aquel roedor desagradable para muchas personas, hoy el ratón es un compañero de trabajo, quizá el mas cercano para quienes trabajan en un computador. Si seguimos hablando de tecnología nos encontramos con la otra definición de virus, es decir a las computadoras nos les da gripe, pero si se pueden dañar cuando uno de estos virus las ataca.
Muchas personas se quejan del uso —cada vez mas frecuente— de palabras extranjeras en nuestro idioma, recordemos que vivimos una globalización total y el desconocimiento de otro u otros idiomas es una seria barrera en todo sentido.
Invito a rescatar aquellas palabras que forman parte de nuestra historia, de nuestra sociedad y que se pueden perder. Me encanta no decir “mis hijos”, sino decir “mis guaguas”, que bonito suena decir “jimbirico”, o “empachado”.
No nos olvidemos de cultivar el arte de hablar y escribir, la responsabilidad de conocer y difundir los conceptos adecuados de las palabras y de conservar aquellas que forman parte de nuestra cultura.
@dflara