Por: Sandra Beatriz Ludeña
Aquellas pequeñas cosas titula el poema de Joan Manuel Serrat, y dice así: “Uno se cree / que las mató el tiempo y la ausencia / pero su tren / vendió boleto / de ida y vuelta. / Son aquellas pequeñas cosas / que nos dejó un tiempo de rosas / en un rincón / en un papel / o en un cajón / como un ladrón. / Te acechan detrás/ de la puerta. / Te tienen tan a su merced / como hojas muertas /que el viento arrastra allá o aquí. / Que te sonríen tristes y / nos hacen que / lloremos cuando / nadie nos ve”.
Con este poema rindo homenaje a la remembranza que nos hace bien revivir, por los acontecimientos vividos y por aquellas pequeñas cosas que guardamos en el cofre de la memoria, me refiero a ese tesoro que todos conservamos y que en meses como este, mes de nostalgia y amor, pues, celebramos a la Madre, se requiere abrir, remitirnos a ese tesoro, para escuchar la voz de mamá, recordar su vestido floreado, la comida caliente, el amor en las manos, los besos y los arrullos, son aquellas pequeñas cosas, que no puedo olvidar.
Cosas diminutas que mueven mi sentir y, Serrat con violín y una guitarra agita emociones. La tranquila voz del que ama, con la perfección del que se sabe amado por esas singulares cosas que han quedado en un tiempo que no es el pasado, porque el pasado para siempre es olvidado, y con tales anécdotas, sobrevive al naufragio, como una protesta ante lo que se pierde, rebrotan, cosas que cantan, que endulzan, que estremecen, que te dicen que somos memoria.
Asoma la nostalgia que siempre da lugar a sentir, y vaya si añoramos a la madre que acompañaba, que solucionaba todo. A mí no deja de hacerme falta, duele su ausencia, extraño su abrazo amoroso y sin igual. No es por decir que un día como este, cuando suena esta canción tan plena, Aquellas pequeñas cosas, recuerdo su figura, su melena rubia, sus ojos cielo, su voz fuerte, su capacidad de poner las manos para hacer puentes y llevarnos a lo posible y así convertirnos a la dicha, porque vivir con ella fue la forma más plena de felicidad.
Para aquellos que aún pueden disfrutar de esas pequeñas cosas junto a mamá, sepan que la vida no se da a entender francamente, pero nada esconde, hay cosas donde yace el verdadero amor. Para el que busque descubrir y prolongar esa dicha, olorosa a hierbabuena y cedrón, con geranios, siempre vivas y laureles, jazmines y más, nunca desperdicien el momento rebosante de amor.
Por todo esto, enfatizo que a pesar de que Joan Manuel Serrat grabó como canción su poema, por primera vez en el año 1971 y, esta fue incluida en su disco Mediterráneo y posteriormente en sucesivas antologías y recopilaciones, la canción aún se escucha y conmueve. Para mí, que gusto de la poesía, es un verdadero deleite y razón de revivir.