
Sandra Beatriz Ludeña Jiménez
El sillón del contador es preponderante en la empresa, el que ocupa tal sillón sabe la técnica contable, es perito en traducir al lenguaje contable las actuaciones de la empresa, que son las transacciones y están basadas en documentación legal; en este proceso aplica la partida doble y obtiene los estados financieros. Pero, el deber del contador no es solo de registrador, es a la vez, garante de transparencia, solvencia, pulcritud, trabaja ateniéndose a la norma vigente. Es un controlador por excelencia, vigila los procesos internos, para que la información que nutre su contabilidad sea fidedigna, exacta y precisa.
Posiblemente toda la humanidad, con bastante frecuencia en su vida, se haya encontrado con los falsos, (afirmaciones, enunciados, documentos, testimonios, amistades, etc.), y estos falsos se han esparcido por el mundo de tal forma, que el ser humano se ha acostumbrado a ellos, hasta el punto de generar cierta tolerancia (aguda) al engaño, pues la mentira es de uso normal y hasta natural.
En cambio, lo verdadero, lo genuino, lo correcto, va perdiendo fuerza, se va difuminando en una mezcla de intereses y concesiones, que llega a perderse en el horizonte de una idea demasiado utópica.
En Ecuador, con la Carta Magna del año 2008, se logró uno de los avances más significativos de todos los tiempos, este es que se instaure en el país la participación de la ciudadanía como protagonista en la toma de decisiones y la gestión de lo público.
En esta pequeña urbe, quien no tiene un amigo o un familiar que no haya sufrido por la quiebra de las cooperativas de ahorro y crédito. En la última década se abrieron una gran cantidad de entidades cooperativas, tanto por el buen negocio que es captar dinero de socios inversionistas (los más adinerados), como a la vez colocarlo en préstamos a otros socios, (los menos afortunados). Esto es lo que conocemos como intermediación financiera.