Umbral
David Rodríguez Vivanco
La mayoría de las personas crecen creyendo que pueden cambiar el mundo. Han sido manipulados por el cine, el consumismo y las noticias. Tienen el umbral hollywoodense muy alto y están impregnados de sueños de grandeza. Sin embargo, luego de salir de ese éxtasis cinematográfico se presenta la oportunidad de golpearse con la utopía. Esa palabra de moda y amable para justificar la desconexión de las cosas importantes, cosas que quedan grandes porque no son de la talla personal. La gente necesita algo a su escala, por ejemplo, si vemos la estadística de cuánta gente ha cambiado el mundo moderno para bien, hablamos de una persona de cada 100, de cada 1000 o de cada millón; muchos de ellos no lo pretendían, actuaban localmente o lo hacían sin prever el alcance de sus actos. Si todas las personas estuvieran intentando cambiar el mundo, posiblemente estarían mareados por la magnitud de sus acciones y habrían renunciado al primer inconveniente. Sin embargo, actúan dentro del límite de sus posibilidades.
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