Fernando Oñate-Valdivieso
Si alguien se acerca a mí, y escucha lo que yo enseño y me obedece, dice Jesús, es como el que construyó su casa sobre la roca. Hizo un hoyo profundo, hasta encontrar la roca, y allí puso las bases. Cuando vino una inundación, la corriente de agua pegó muy fuerte contra la casa. Pero la casa no se movió, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha lo que yo enseño y no me obedece, es como el que construyó su casa sobre terreno blando. Vino la corriente de agua y pegó muy fuerte contra la casa; la casa enseguida se vino abajo y se hizo pedazos.
En esta parábola Jesucristo nos presenta a dos personas con actitudes muy diferentes, pero que tienen cosas en común: ambos van a construir su casa y ambos deben enfrentar una fuerte tempestad. El primero de ellos excavó a profundidad hasta llegar a la roca firme y sobre ella construyó los cimientos de su casa, en tanto que el otro; por razones desconocidas, prefirió hacerlo sobre terreno blando. Al llegar la tormenta las consecuencias de cada decisión, son las esperadas.
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