Bandas de música de la provincia de Loja: las bandas de pueblo

Banda de pueblo de principios del siglo XX

Leonardo Chamba H.

Las bandas de música empezaron a incrementarse a finales del siglo XIX en los pueblos y en algunos barrios y recintos de la Sierra y la Costa, y fue a inicios del siglo XX que la denominación “banda de pueblo” se empezó a aplicar a las agrupaciones musicales que trataban de imitar a las bandas militares de los sectores urbanos. No llevaban uniformes, por lo que su aspecto evidenciaba el origen humilde de los mismos, la mayoría campesinos o artesanos: carpinteros, herreros, sastres, zapateros etc., de condición mestiza e indígena.

En las comunidades de la Costa, antes que en las de la Sierra, las bandas de pueblo se convirtieron en agrupaciones semi profesionales que tocaban por contrato, tanto para participar en fiestas religiosas, en serenatas, sepelios o bailes organizados por los campesinos ricos. De esta manera, las bandas de pueblo se transformaron en agrupaciones itinerantes que recorrían en la estación seca infinidad de pueblos y caseríos. En la época de lluvias sus integrantes volvían a sus tareas en el campo. Las agrupaciones no tenían denominaciones propias, solamente eran conocidas por el nombre del director o jefe del grupo. Las bandas de pueblo, desde entonces, son grupos firmemente cohesionados, puesto que sus miembros están unidos por lazos de parentesco y compadrazgo. La banda misma representa una escuela en sí, pues la mayoría de sus integrantes se forman musicalmente dentro de ella, ya que su ingreso a las agrupaciones empieza desde la niñez. Es usual que los mismos músicos padres sean quienes introduzcan a sus hijos en las agrupaciones porque, en muchos casos, estos terminan remplazando a sus progenitores. Al interior, todos comparten los conocimientos y experiencias musicales, quien más sabe enseña a los demás, y más que criterios musicales propiamente dichos, prima una sabiduría básica para repartirse los instrumentos.

Las bandas de pueblo, como cualquier agrupación, contaba con un jefe, que no necesariamente era el que más sabía de música si no el de mayor respetabilidad entre los integrantes. Últimamente, este lugar ha sido ocupado por el músico más experimentado, el que hace las veces de director y al cual suele llamársele “músico mayor”. Además del jefe o director, hay un encargado de realizar los contratos; en el centro de la Sierra se le llama “guashayo”. Esta fuerte cohesión, sumado al hecho de que los músicos son hombres forjados en las duras faenas del campo, explica por qué las bandas de pueblo son capaces de tocar en las condiciones y circunstancias más adversas sin doblegarse.

En la actualidad, para volverse más competitivas algunas de estas agrupaciones musicales han adoptado como modelo a seguir el de las orquestas de música tropical, aunque al hacerlo han perdido interés para la industria turística que, deseosa de resaltar el folklore local, se interesa más bien por aquellas bandas “más rústicas” o de fisonomía rural. Es así como ciertas bandas de pueblo han adoptado uniformes de colores vivos, han introducido instrumentos eléctricos como guitarra-bajo y sistemas de amplificación; algunas incluso cuentan con vocalistas y sus integrantes bailan mientras interpretan las melodías. Asimismo, en su repertorio han incluido ritmos extranjeros tropicales, sin embargo y a pesar de todo ello, siguen sonando como bandas de pueblo, al mismo tiempo que el vínculo con una determinada localidad, parroquia o barrio sigue incólume.

Las bandas de pueblo siguen estando muy ligadas a sus lugares de origen, de ahí que participan casi siempre en las festividades religiosas, sociales, civiles y oficiales de la localidad a la que se deben. Es entonces cuando la otra acepción de “banda”, esto es, insignia, bandera o emblema puede también aplicarse a estas agrupaciones musicales (Vaca, Unach).