Efrén Sarango Palacios
Esta Loja primorosa,
esta Loja franciscana
con carita de manzana
se desgrana rumorosa.
Surge avante y presurosa
en procura de sus metas
que se elevan cual cometa
en el sur de la nación
con amor y con pasión
en sindéresis completa.
Esta tierra provinciana
es aurora refulgente
que se yergue desde Oriente
y perfuma la mañana.
La Churona la engalana
con su manto bendecido,
con parajes coloridos
que embelesan la pradera
y abrillantan las esferas
bajo un sol despercudido.
Tierra amable al visitante
que se viene allende mares
con amigos, familiares
por las rutas fascinantes.
Este verso desbordante
se conjuga y difumina
para hacer una vitrina
y el cristal de nuestra Loja
que tras año se deshoja
por mostrase tan perlina.
Ascendiendo la montaña
surge raudo el Villonaco,
sacro dolmen que destaco
evocando sus hazañas.
Con el viento se restaña
el candor de su paisaje
donde duerme el mestizaje
de esta tierra de baluartes,
en el verso, canto y artes
de prestantes personajes
Esta Loja de victorias
tiene parques divinales
donde todos los mortales
tienen cita con la historia.
Se engrandece la memoria
con sus cuentos y leyendas
que han pagado buena ofrenda
con sus grandes escritores,
ensayistas, oradores
de primera y no en trastienda.
Sus iglesias centenarias
con campanas a los cielos,
nos disipan los desvelos
y las penas victimarias.
Hay Carriones, Tellos, Arias,
Samaniegos, Jaramillos,
Anguisacas, Paz, Cedillos,
Valdiviesos y Sarangos
muy afectos al fandango,
el licor y el cigarrillo.
Hay hermosas plazoletas,
atalayas y senderos,
donde voy sin tanto pero
a patita o bicicleta.
Esta Loja se respeta
y se cuida, ciudadanos,
al umbral de los veranos
que alimentan cuerpo y alma
y se troca en paz y calma
meritísimos paisanos.
Esta Loja citadina
nos ofrece miel, quesillo,
humas, bollos, mote pillo
y riquísima cecina.
A la vuelta de la esquina
los cantantes dejan huella
con acorde y letras bellas
como muestra esplendorosa
de la música preciosa
que se expande y que destella.
Sus parroquias son emporio
de productos naturales,
de los ríos divinales
que se aúnan en jolgorio.
No hay estratos divisorios
y la gente se convida
en defensa de la vida
dando apoyo necesario
con espíritu gregario
y mirada complacida.
Esta Loja limpiecita,
muy segura y ordenada
es la fruta azucarada
y la flor que no marchita.
Esta Loja necesita
más amor de sus vecinos,
que en procura del destino
den su apoyo, den cariño,
para el bien de nuestros niños
educados y opalinos.