La metáfora del bosque

Galo Guerrero-Jiménez

Si leer en voz alta a los niños es tan saludable porque escuchan una palabra nutrida, selecta, acompasada, estética y, ante todo, afectuosa, porque la escuchan, en especial de su madre, de su padre o de un familiar cercano que desde esa historia novelada, narrada o expresada poéticamente, llega a la entelequia y al corazón del infante que siente la empatía a través del tono cariñoso, amigable, selecto y direccionado, que capta no solo el tono de la voz sino las señales faciales y gestuales en general; cualidades que le ayudan al infante para afirmarse en la vida, en su entorno, a sentirse emocionalmente seguro y a ser competente para el desarrollo de la comunicación familiar y social.

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