Los diecisiete millones de ecuatorianos, desde el 11 de abril, tenemos un nuevo presidente y superado el momento del festejo y la alegría del triunfo conseguido, en su tercer intento, el nuevo presidente debe revisar su plan de trabajo y ajustarlo a las ofertas de segunda vuelta y comenzar a pensar, trabajar y diseñar el futuro del país.
El mandatario electo, sabe de ante mano que al asumir la conducción del país encuentra problemas muy serios y complejos de enfrentar y resolver: En lo político tiene ante sí un país, primero fracturado en dos tendencias antagónicas con posturas extremas, con resentimientos, hasta con afanes de oposición a todo lo que pueda significar un éxito para el Ejecutivo; en medio están pequeños grupos políticos con aspiraciones de poder y también de servir. Su oferta del país del encuentro será una realidad si incluye, acuerda y estableces consensos de gobernabilidad y desarrollo humano integral en beneficio los sectores más vulnerables.
En lo económico, estamos en una crisis profunda, con falta de empleo digno, pobreza y miseria; sin recursos fiscales disponibles y con una deuda vertiginosa, estamos sobreviviendo gracias a los empréstitos internacionales que, con el triunfo del señor Guillermo Lasso han ratificado la confianza en el país. La revisión del salario básico es urgente para los obreros y en la burocracia disminución de remuneraciones, hasta en un 50% en todos los niveles de gobierno.
En lo social, la situación es más crítica. En lo sanitario la pandemia está en auge e incontrolable, por un lado, el sistema de salud público y de seguridad social colapsados, y por el otro, el sistema de salud privado indolente, exigiendo pagos y garantías exorbitantes a los pacientes del mortal coronavirus. En medio, la esperanza en las vacunas que no llegan y cubiertas con un manto de caos y privilegios. La educación, fuertemente golpeada por la pandemia y por su politización desmesurada merecen especial atención para universalizar el acceso, eliminar la brecha digital, mejorar la investigación y vinculación con la comunidad y revalorizar al docente.
Señor presidente, usted por su formación y en el ejercicio democrático ha ganado este título, su equipo de trabajo debe reunir a personas integras, capaces, honestas, éticamente solventes, técnicamente eficientes y escogidas más allá de su círculo íntimo, de su grupo electoral o de interesados seguidores que buscan posiciones relevantes. Tarea difícil, pero debe intentarlo, pues, la realidad nacional reclama a gritos soluciones eficaces y oportunas frente a la lentitud e ineficiencia actual.
Valores como la identidad, integridad, inclusión, eficiencia, eficacia, competencia, la paz y la justicia deben orientarse a a recuperar la patria, la credibilidad y confianza de los poderes públicos. Como ciudadanos, estamos llamados a aportar, cumpliendo nuestros deberes y reclamando nuestros derechos. “El futuro está sobre todo en las manos de las personas que reconocen al otro como un “tú” y a sí mismos como parte de un “nosotros” (Papa Francisco en TED Talk 2017), así realmente tendremos el país del encuentro.