Roberto Calero, “el payador de Vinces”

Luis Antonio Quizhpe

Roberto Calero Piedrahita, “el payador de Vinces”, durante sus 78 años, intensamente vividos, le cantó a la vida y a la muerte también, porque la extinción es el destino humano más seguro. Sí, porque “la muerte es dulce; pero su antesala, cruel”, como diría Camilo José Cela. Sus temas como La pena de mi viejo, Carta al cielo, Mi abuelo es mi padre, Mil botellas, hacen alusión denodada a la parca.

Roberto Calero, en verdad fue un auténtico “payador”, porque sus temas tienen sabor a pueblo, a poesía popular. Él dio diciendo lo que la gente común no lo puede. El pueblo encarnó en él sus amoríos, sus triunfos y sus derrotas. Con sus canciones, la gente come, trabaja, canta, baila, sufre, ama. Sencillamente con sus versos, muere y vuelve a vivir. Pero, como los artistas nunca mueren, Calero seguirá viviendo con sus ritmos en el corazón del pueblo.

Creo que bohemio y bacán, bolero que invadió todas las radios del Ecuador y Latinoamérica, resume su ideología existencialista: Si Dios me hizo así/ qué puedo yo hacer/ Cambiar no podré/ ni tampoco quiero. / Me gusta el buen vino/ la vida bohemia. / Que nunca me falte/ una chica buena/ que me dé cariño/ y comparta mis penas. / Nací parrandero/ bohemio y bacán. / Mi vida es alegre/ yo soy bien bacán.

En tan solo 51 palabras sintetiza toda una filosofía de vida. Es decir, vivir con intensidad, con la voluntad de Dios para disfrutar del buen vino, del amor, del sufrimiento y la alegría, pero con vocación de servicio a los demás. Y lo demostró con creces. Antes de cada debut, se arrodillaba, invocaba a Dios y besaba la Tierra, como signo de respeto a la madre naturaleza.

“El bohemio y bacán” del Ecuador, “el payador de Vinces”, dejó este mundo el 4 de abril de 2021, luego de trajinar 78 caminos, pero nos dejó en la memoria: Beberé y beberé, El borracho del salón, Por Dios te quiero tanto, Bohemio y bacán, inspiraciones que el pueblo entendemos como que todo está bien, excelente, “bacán”, aunque en casos excepcionales se quiera entender que la persona es farolera, presumida, fantoche.

En el caso de las nuevas generaciones, especialmente la juventud de la costa ecuatoriana, la variante lingüística “bacán”, la conciben como “muy bueno”, “estupendo”, “excelente”. Como sea, lo cierto es que “el payador de Vinces” vivirá en el corazón de todos los estratos sociales, cantando sus penas, sus alegrías, sus triunfos y sus derrotas, porque ese es el juego de la vida.