Nos asaltan con pistola,
con machete y escopeta,
con trompón en plena jeta
y patadas en la cola.
“que vivimos en la gloria”
dijo ayer don Guillermino,
extraviado del camino,
sin tener escapatoria.
De favor, que alguien le avise
que el país está en las manos
de los pillos, los villanos
y el SEÑOR nos contradice.
Los sicarios avezados
ante nada se detienen,
a sus anchas van y vienen
sin que sean apresados.
Cunde el pánico y el miedo
se apodera de la gente
porque el crimen va de frente
y a don Guille importa un bledo.
Coche bomba y atentados
al estilo mejicano;
amanecen los cristianos
de los puentes bien colgados.
Sube el crimen como espuma
con sus cifras de terror,
nos invade un resquemor
entre el viento, frío y bruma.
Mientras tanto don Guillermo
extraviado en su gestión,
miente y miente a la nación
como fuete y cruel invierno.
En la Costa los locales
cierran pronto por el miedo
de que pongan un torpedo
¡Y … a volar! Los ventanales.
¡Qué turismo, ni ocho cuartos!
promociona don Lassito
le pregunta educadito
este pueblo que ya está harto.