Efraín Borrero E.
En la provincia de Loja existen familias enteras constituidas en símbolo de prestigio intelectual, cultural, artístico, profesional y de contribución fecunda para el desarrollo local. Son tantas y meritorias que su mención, por más que sea en forma sucinta, bien puede abarcar algunos libros.
Una de ellas es la familia Carrión cuya cabeza principal constituye Manuel Carrión Pinzano, nacido en Sanlúcar de Barrameda, España, el seis de agosto de 1809, en circunstancias que su padre, el lojano Manuel Ignacio Carrión Valdivieso, se radicó en ese reino una vez que fue seleccionado para cursar estudios en la Corte de Madrid, a fin de estar apto para el ejercicio de un cargo público en Loja. Allí contrajo matrimonio con la dama española Antonia Pinzano y Nogues.
Según Julio Eguiguren, citado por Agustín Valdivieso Pozo, para esa selección los aspirantes tenían que cumplir algunos requisitos, a saber: ser hijo de la Santa Madre Iglesia; ser hijo legítimo de padres nobles y probar tal estado por los cuatro costados; ser rico heredero; pertenecer a las milicias de Su Majestad; tener buenas costumbres; ser buen mozo y gentil; y, tener por lo menos dos varas y media cuarta de alto.
Luego de un tiempo, Manuel Carrión Pinzano, junto con sus padres, su hermana melliza, Dolores, y el resto de la familia, retornaron a Loja. Contrajo matrimonio con María Baltazara Vicenta Riofrío Riofrío.
No creo exista un lojano que desconozca quién fue Manuel Carrión Pinzano. No obstante, con el lucido pensamiento del reconocido escritor Alfredo Jaramillo Andrade se puede sintetizar el valor que representa para Loja este insigne patriota forjador del movimiento federalista en el Ecuador. Dice Jaramillo: “Su amor por la tierra y sus bellos encantos despertó en él un entusiasmo propio de un gran idealista que habrían de convertirlo en héroe, estadista y hombre de cultura al servicio de la comunidad provinciana”.
En la descendencia de Manuel Carrión Pinzano está la pléyade de ilustres escritores, poetas y hombres de ciencia que dieron brillo a Loja, como son: Manuel Alejandro Carrión Riofrío, inspirado poeta romántico, autor del libro “Ecuatoriales”, y sus hijos: Héctor Manuel Carrión Mora, escritor “sugestivo y hondo, elegante y suntuoso”; Clodoveo Carrión Mora, “reconocido como el más prominente y erudito científico naturalista del siglo XX en el Ecuador”; José Miguel Carrión Mora, poeta y gentil hombre a quien se lo ha llamado “Caballero del Ritmo”; y, Manuel Benjamín Carrión Mora, hombre universal y uno de los principales escritores y personajes culturales del Ecuador en el siglo XX.
Sobre Benjamín Carrión Mora se ha escrito en abundancia, y en nuestro orgullo lojano su memoria se conserva perenne a través de su magna obra: La Casa de la Cultura Ecuatoriana que lleva su nombre, creada el nueve de agosto de 1944 bajo la égida de su célebre pensamiento: “Si no podemos, ni debemos ser una potencia política, económica, diplomática y menos —¡mucho menos!— militar, seamos una gran potencia de la cultura, porque para eso nos autoriza y nos alienta nuestra historia”.
En esa misma rama familiar están los hermanos Carlos Enrique Carrión Aguirre, reconocido escritor y periodista; y, Alejandro Carrión Aguirre, ilustre poeta, novelista y periodista, quien, en 1979, en la sesión solemne de la Asociación de Lojanos Residentes en Quito, con su brillante y efusiva palabra habló del “Ser Lojano”, haciendo notorio lo siguiente: “Decía que ser lojano es ser miembro de una religión. Es así, profesamos una fe, creemos en Loja, en su porvenir. Y es también un deber, el de trabajar por ella todos los días de la vida. Y es un honor, porque “soy lojano” es algo que se dice con orgullo. Y es un placer, porque, “¡qué gusto da el ser lojano!”
Otra familia de distinguidos y destacados literatos, poetas, escritores y juristas es la los Aguirre. El laureado poeta Manuel José Aguirre Sánchez, nacido el quince de mayo de 1896, fue el origen de una vasta descendencia que ha brillado intelectualmente. Una de sus más importantes obras literarias es “Inquietud”, novela escrita en 1926. También se destacan “Poemario” y su poema “Bolívar” premiado con la presea Violeta de Oro en el concurso promovido en Quito en 1926. Su “Diario” es un maravilloso documento llevado religiosamente en el que relata día a día el acontecer familiar, local y mundial. No cabe duda que su voluminosa producción literaria es grandiosa.
Se distinguió como fundador de varias revistas, entre ellas: “Vida Nueva”, “Germinal” y la revista universitaria de Loja “La Época2, conjuntamente con Manuel Benjamín Carrión y Carlos Manuel Espinosa.
Fue Miembro Vitalicio de Honor de la Academia de Historia Universal de París. Ejerció la docencia en la Universidad Nacional de Loja impartiendo sus luminosos conocimientos, y era considerado uno de los más preclaros abogados de la república.
Hombre con exquisita calidad humana e inmensa sensibilidad hacia la cultura y las letras, como también fueron sus hermanos Abelardo, Miguel Ángel y Alfonso Aguirre Sánchez, así como su tío Miguel Ángel Sánchez Aguirre. Un pariente cercano, Alfonso Anda Aguirre, fue reconocido historiador que con varios libros a su haber aportó al conocimiento de Loja y sus orígenes.
Sus hijos heredaron ese don literario; también sus nietos, entre otros los hermanos Aguirre Aguirre, cuya amistad me honra: Manuel José es autor de obras sobre derecho civil. Ramiro escribió la novela “Malas Hierbas” y otros libros. Aura es una relevante poetisa cuyo prestigio ha trascendido a nivel nacional e internacional. También es novelista. Ha sido galardonada por algunas instituciones
Patricio escribió el libro “Características biológicas y psicológicas de la población lojana”, y la “Historia de los médicos de Loja hasta el siglo XIX”. Con su hermano Mauricio elaboraron un estudio muy interesante sobre “El Chazo Lojano”.
Rebeca es autora de obras sobre derecho y de otros temas. Además, conjuntamente con Mauricio, escribió “El valor de la Ética profesional en el comportamiento social del abogado”.
Esta dinastía intelectiva se ha extendido a algunos bisnietos de Manuel José Aguirre Sánchez, cuyo legado ha marcado en su familia un acervo cultural que privilegia la literatura.
En Macará, el prestigio de la familia Román es reconocido desde siempre por su aporte al desarrollo de ese hermoso jirón de la patria y por la calidad de profesionales que ha engendrado.
Luís Felipe Román Jaramillo ejerció las funciones de presidente del I. Municipio en el año 1925. Fue padre de un hombre muy apreciado: Carlos Román Hinostroza, formador de juventudes, rector fundador del Colegio Técnico Agropecuario Macará y presidente del I. Municipio por dos períodos. Un trágico accidente aviatorio ocurrido en Zaruma, provincia de El Oro, el veinte de enero de 1976, segó la vida de tan ilustre macareño que luchó por el adelanto y progreso de su querida tierra.
Luís Ernesto Román Jaramillo, casado con una mujer excepcional: Carmela Lazo Hinostroza, fue desde 1949 presidente del I. Municipio de Macará en cinco períodos alternados, lo que evidencia la confianza popular en un hombre apasionado por su eficiente trabajo y su acrisolada honorabilidad. Fue condecorado como el Mejor Ciudadano del Cantón en 1981.
Arraigado a su tierra amada luchó siempre por sus más altos intereses, aunque soportando la indiferencia del poder central. Profesaba el respeto como norma de vida y con la calidez de su ser enriqueció su personalidad.
En el matrimonio con Carmela Lazo procrearon ocho hijos, de los cuales: David Ernesto, es prestigioso médico traumatólogo; Martha, fue destacada Odontóloga; Beatriz, meritoria Químico- Farmacéutica; Maya, Contadora; Luís Alberto, ingeniero en geología; y, Carlos Eduardo, ingeniero en petróleos, brillantes profesionales.
Los dos últimos obtuvieron sus títulos académicos en prestigiosas universidades de los Estados Unidos de Norte América. Luis Alberto fue merecedor del premio “Al mejor egresado en Geología”. Posteriormente se graduó de máster en Ciencias de Exploración Petrolera en la Universidad de Texas, y luego, de máster en Administración de Empresas, en Harvard.
Precisamente, con ese cúmulo de méritos académicos y su experiencia en la entonces Dirección Nacional de Hidrocarburos, el presidente de la República, Rodrigo Borja Cevallos, lo designó gerente de la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana e inmediatamente presidente ejecutivo de Petroecuador, en virtud de la transformación empresarial que se operó por mandato legal.
Petroecuador fue un holding de empresas que abarcaban las áreas de exploración, producción, refinación y comercialización del petróleo. Luis Alberto enfrentó ese reto con sobrada capacidad y eficiencia, logrando para el Estado ecuatoriano resultados óptimos que han sido reconocidos a lo largo del tiempo.
Con su inteligencia y calidad humana logró propiciar un ambiente laboral altamente productivo. La relación con los gremios de trabajadores fue inmejorable, igual que con los medios de comunicación donde su palabra fue muy respetable.
Luis Alberto Román Lazo cumplió su gestión en Petroecuador durante todo el período presidencial de Rodrigo Borja Cevallos, quien estaba plenamente convencido de su intachable honestidad y de los resultados provechosos.
Posteriormente fue invitado a ejercer las funciones de presidente ejecutivo de Petroecuador durante el interinazgo de Fabián Alarcón, y en la sucesión presidencial de Alfredo Palacio.
De Luis Alberto Román Lazo tenemos la certeza del hombre brillante, del lojano solidario con sus coterráneos y del amigo sincero cuyos afectos los conservamos entrañablemente.