La tecnofilia, perturbación del siglo

Luis Antonio Quizhpe

La tecnofilia es un desajuste psicoemocional del siglo, que se manifiesta por el uso ilimitado de la tecnología. El término proviene de dos vocablos: tecnología= técnicas y conocimientos que permiten utilizar de manera práctica los conocimientos de la ciencia, y filia= simpatía, interés o apego compulsivo por algo. Entonces, la tecnofilia, tiene que ver con la afición enfermiza a los artilugios tecnológicos; es decir, cuando el uso de dispositivos como computadoras, medios informáticos o móviles, se torna obsesivo hasta caer en la adicción, o sea, a no poder vivir, sin el empleo de estos medios.

Hay ciertos grados de manifestación tecnofílica. La moderada, que se manifiesta en la actualidad, en una significativa población de profesionales y, de estudiantes, en particular, que deben valerse de la tecnología de manera cotidiana para estudiar, para comunicarse, para su actividad laboral y, a veces, hasta para entretenerse, circunstancias en las que deben emplear diversos dispositivos electrónicos. Pero, cuando la teconofilia se convierte en obsesión, es preocupante, porque el individuo manifiesta problemas psicoemocionales que alteran su carácter.

Algunos especialistas consideran que la tecnofilia es una auténtica adicción porque la persona que, por algún motivo, se ve forzada a permanecer alejada de los elementos tecnológicos puede experimentar las mismas sensaciones que enfrentan aquellos adictos que no tienen acceso a la sustancia de consumo como alcohol, cocaína, cigarrillo u otro. La conducta que generaba placer (el uso de la tecnología en el caso de la tecnofilia) ya no puede ser controlada por el sujeto, cuya existencia pasa a girar en torno al hábito adquirido.

La tecnofilia puede llevar a un individuo a gastar mucho dinero en dispositivos electrónicos que no necesita, solamente por el placer de contar con aparatos de última generación o más recientes que pone a disposición el mercado. En otras palabras, el grado más alto de esta afición a la tecnología puede anular el raciocino de la persona y llevarla a consumir artículos sin importar su calidad o la utilidad que le ofrecen, incluso a riesgo de lesionar su propia situación económica.

Este desajuste lo padecen especialmente los amantes de la informática y los videojuegos, aunque algunos tecnófilos también compran artefactos que no pertenecen al conjunto de dispositivos de su rama preferida. Por ejemplo, hay tecnófilos que adquieren cada versión de una consola de videojuegos que sale al mercado, aunque sólo difiera del color de la anterior, simplemente porque no se resisten a la idea de tener un aparato nuevo. En igual sentido, pese a que pueden tener poco interés por la telefonía móvil, gastan su dinero en un teléfono más reciente de su marca favorita, cayendo en el consumismo.

En definitiva, la patología del siglo pone en riesgo el comportamiento humano dado a que la persona que la padece, altera su estado emocional porque vive momentos de ansiedad, nerviosismo y frustración. La fórmula para superarla está en su propia inteligencia, si pone en práctica la madurez y el autocontrol.