Bandas de música de la provincia de Loja: Las bandas militares en Ecuador

Banda de la Zona Militar de Cuenca, 1946, dirigida por el maestro lojano José María Vaca Flores
(derecha), e integrada por varios instrumentistas de la provincia de Loja.

Leonardo Chamba H.

Historia. En el periodo de la independencia de los países sudamericanos las bandas militares hicieron su aparición en los territorios de los futuros Estados. En 1818, con la llegada del batallón español Numancia se oyó en Quito y otras ciudades y pueblos de la Sierra tocar por primera vez a una banda militar. El Numancia había sido enviado de Bogotá a Lima por el Virrey de Santa Fe Juan de Samano, se trataba por tanto de un batallón realista que poseía una excelente banda de músicos. Sin duda, constituyó un verdadero acontecimiento, pues, solo entonces se conocieron ciertos instrumentos cuya existencia ni siquiera se había imaginado: pícolos, cornos, tubas antiguas, serpentones (bombardón antiguo); todos ellos, instrumentos de viento confeccionados en bronce; a más de clarinetes, liras, bombos, redoblantes y platillos. Ya la combinación instrumental misma de la banda y su efecto atronador, fueron novedades que tenían embelesados tanto a los muchachos como a las personas mayores.

Después de la Batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822) la música militar se hizo más frecuente en las ciudades, despertaron el gusto por esta clase de música, motivando en el pueblo la formación de agrupaciones musicales que intentaban imitarlas. Con ellas nació además un nuevo rito social: “la retreta”. Se trataba de una función de música al aire libre realizada por las bandas militares, a las tardes y noches en las plazas principales de las ciudades. Mientras las bandas tocaban, las familias acomodadas paseaban, los niños jugaban y las gentes del pueblo las escuchaban y miraban asombrados.

Una vez que terminaron las batallas de la independencia muchos de los músicos de las bandas militares se quedaron sin ocupación, pero no necesariamente sin sus instrumentos; por esta razón, la mayoría de los músicos profesionales pasaron a formar parte de las agrupaciones musicales de las ciudades y pueblos, transmitiendo sus conocimientos a sus compañeros, al mismo tiempo que motivaron e impulsaron la formación de agrupaciones musicales del tipo banda.

Igual papel cumplieron algunos directores de las bandas militares, quienes contribuyeron al desarrollo profesional de las bandas civiles. De esta manera, en el último tercio del siglo XIX, las bandas de tipo militar se hicieron frecuentes en las ciudades y su calidad musical mejoró con la introducción de nuevos instrumentos de viento y bronce inventados en Europa, en la segunda mitad de dicho siglo: saxofones, tubas, bombardones.

No sólo los batallones militares y policiales tenían sus respectivas bandas sino también los municipios, las sociedades obreras o las cofradías, cuyos integrantes llevaban uniformes de tipo militar a juzgar por las gorras adornadas con insignias, el tipo de chaquetas o el color de los uniformes, por lo general azul, café o plomo; vestimenta que hasta el día de hoy se destaca en las bandas de los municipios serranos y costeños. En el ámbito rural, la moda de las bandas militares también llegó a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX; de esta manera, muchas de las antiguas agrupaciones musicales campesinas e indígenas cambiaron los viejos instrumentos nativos por los instrumentos europeos introducidos por las bandas militares. Sin embargo, este cambio no se hizo de inmediato, más bien fue paulatino. En un primer momento, dentro de una misma agrupación musical los instrumentos antiguos, como flautas, violines y guitarras convivieron con los clarinetes, trombones, saxos o tubas.

En un comienzo los principales proveedores de los instrumentos provenientes de las bandas militares fueron los antiguos reclutas y desertores parroquianos que habían aprendido en el ejército a tocarlos, al mismo tiempo que los más decididos, ya sea una vez ordenados o antes de que ello suceda, se atrevieron a fugar con sus instrumentos de vuelta a sus pueblos (Puchaicela, U. Cuenca).