Nuestro saludo y homenaje a la juventud lojana

Mediante decreto numero 4263, expedido el 26 de junio de 1984 por el Ministerio de Educación y Cultura se decreta al 10 de marzo de cada año, día de la juventud, en una sociedad intergeneracional, considerando la importancia de los jóvenes en el desarrollo de los pueblos. Al respecto Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, manifiesta: “Nadie nace un buen ciudadano ni ninguna nación es democracia al nacer. Antes bien ambas cosas se producen tras un proceso continuado de evolución. Se debe involucrar a los jóvenes desde el comienzo. Una sociedad desvinculada de sus jóvenes es una sociedad sin amarras”. Exhortamos al gobierno nacional brindar la atención que la juventud requiera para evitar la violencia, drogadicción y delincuencia juvenil.

Exhortación que queda en el vacío por la crisis actual que atraviesa nuestro país donde nada se estudia con austeridad, hondura y deseo de acertar y servir a la humanidad. Anotamos así porque el político de nuestra patria está desorientado, es vanidoso, la crisis de los políticos es alarmante. Todos ellos no tienen otro culto que el de su persona, su prestigio, su publicidad. Son ellos mismos los que primero figuran en un sentido o en otro. Reconocemos y aceptamos que el protagonismo constituye un componente en la política partidista. Sin embargo, lo que es discutible e hilarante es cuando el protagonismo se trastoca en figuretismo. El “yo” es odioso, se dijo. El político no olvida su “yo” jamás. Siendo estas acciones las que perjudican al pensamiento libre de la juventud que no puede expresarse con continuidad ni fuerza ni influir con amplitud y positivos resultados.

La reflexión queda en el vacío por cuanto el gobierno no consigna para la educación, el 30 por ciento del presupuesto nacional como lo establece la Constitución, generando graves consecuencias en los procesos educacionales del país, especialmente en la niñez y la juventud. Coartando la posibilidad de estudiar a la juventud, y con ello deteniendo el desarrollo que permita a los jóvenes comprender y explicar la naturaleza de su situación de dominación, que se identifiquen como un sector social oprimido portador de una cultura y construyan una identidad encaminada a enfrentar reflexivamente y creativamente un proceso de cambio social. Acción que significa la implantación de nuevas formas de pensar, vivir, y sentir la cotidianidad.

Sí, una educación coherente que no pretenda solamente aumentar cuantitativamente el nivel de conocimientos e información, sino cambiándola cualitativamente, en el sentido que permita a los sectores populares ser capaces de actuar autónomamente sobre su realidad. Ello implica el que los jóvenes dejen de ser receptores pasivos en la concepción del mundo dominante y comiencen a elaborar críticamente su propia identidad cultural, considerando su realidad cotidiana. Sí, una educación que se constituya en un proceso que no permita separar la vida ni la experiencia cotidiana del aprendizaje, por el contrario, ellas son fuentes del conocimiento y reflexión; se aprende de la práctica y en la práctica, donde el mundo real y vivencial está presente para transformarlo en beneficio de la colectividad.
Confesamos que creemos en la juventud lojana, ecuatoriana, fuerza motriz de los pueblos, voz, protesta y rebeldía que no pasará de moda nunca, porque todo acto verdaderamente creativo que realizan los jóvenes, hacen trizas las verdades de lo establecido y esto ya es suficiente porque nos permite seguir soñando, porque aglutina a lo universal mientras descubre su propio perfil, advirtiendo con fantasía la hondura histórica y cultural que la precede. En sus manos la cultura es una fiesta en la que crea y conmemora al mismo tiempo, las expresiones culturales y sociales que esa voluntad han dejado de ser marginales y se fortalecen progresivamente.

Nuestra admiración a la juventud que tiende a dejar de ser un valor aislado en espera del relevo social que le confiera la propiedad del pasado, por eso debe ser que se lanza hacia toda manifestación colectiva que le devuelva el tiempo que le ha tocado vivir. Por ello nuestro saludo y homenaje a la juventud lojana, ecuatoriana destinataria y forjadora de nuestra historia. Así sea.