Benjamín Pinza Suárez
Anteponer la duda como un mecanismo de ir despejando incógnitas, incertidumbres, vacilaciones y dilemas, es el mejor método para poder llegar a descubrir la verdad y revestirse de objetividad y certidumbre. Hoy, los ecuatorianos nos encontramos atravesando un panorama incierto respecto a la campaña de vacunación. El gobierno ha tenido una actitud indolente e indiferente con la salud de la población al no haber tenido la capacidad, primero, de haber protegido desde el principio de esta pandemia al personal médico y sanitaria con implementos básicos para el cumplimiento de su delicada función; en segundo lugar, ha existido inoperancia para gestionar y conseguir la vacuna de parte de los países que la han producido, sin que para ello medie ningún sesgo ideológico; en tercer lugar, en lo que sí han sido diligentes, astutos y vivísimos es en haber conseguido vacunas para su grupo de privilegiados que forman el oscuro círculo del gobierno, dejando al pueblo al desamparo. Ya en enero mismo se han vacunado con el mejor confort el propio presidente y sus familiares, ministros de estado, empresarios, periodistas, gente del Club Rotario y más potentados. No solo que el exministro Cevallos vacunó también a su suegra, sino que, más de 500 personas del Club Rotario eran menores a 60 años, ¡qué tal!
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