Reducido el tamaño del Estado el Ecuador perdió mucho territorio

El 5 de julio de 1941 el Perú inició la invasión a territorio ecuatoriano. Presidente de la Cámara de Diputados era Andrés F. Córdova, quien envió un telegrama desde Cuenca al presidente Carlos Arroyo del Río, en el cual comprometía todo el respaldo que podía dar la función legislativa en esos momentos y manifestaba que personalmente estaba listo para tomar las armas e ir al lugar que se le asignara. (“Mis primeros 90 años” Andrés F. Córdova, pág.233)

En la misma página Córdova transcribe la respuesta del presidente: “Quito, Julio 10. Dr. Andrés F. Córdova, presidente Diputados.- He tomado nota de su telegrama del día 6.- Arroyo del Río”

No era ninguna falta de cortesía respuesta tan fría y escueta. Arroyo del Río estaba empapado de la indefensión que afectaba al país, que no la podía decir públicamente, como tampoco podía alentar a los civiles a lanzarse a la frontera, henchidos de patriotismo, pero sin capacidad alguna de frenar a un enorme ejército bien abastecido.

La reducción del tamaño del Estado, resultado de la crisis del cacao, conocida a la perfección por Arroyo del Río, no daba para pensar en una resistencia efectiva. Nuestro ejército a duras penas tenía municiones para 8 horas de combate y no había posibilidad de abastecer con alimentación y atención médica a los combatientes. Permitir que los civiles asumieran parte de la defensa era arrojarlos irresponsablemente a una triste mortandad. Trágica verdad que Arroyo del Río tampoco podía decirla en la respuesta al presidente de la Cámara de Diputados, tenía que mantenerla en la máxima reserva.

Los peruanos atacaron Macará, quemaron Zapotillo y avanzaron fácilmente a Santa Rosa. Fueron las gestiones diplomáticas de otros países las que paralizaron la invasión y consiguieron un cese de las hostilidades.

La historia nos enseña las funestas consecuencias de reducir el tamaño del Estado. La historia registra centenares de casos de las tragedias sufridas por los países con su Estado achicado. Y muestra también la importancia de tener un Estado robusto. La pandemia está dejando secuelas más dolorosas en los países que hicieron una reducción del tamaño del Estado. Si no queremos que grandes desgracias nos azoten en el futuro, tenemos que fortalecer al Estado, obtener grandes recursos económicos mediante la buena explotación de sus recursos naturales y la caudalosa inversión en los servicios públicos.