El Festival de Artes Vivas que arrancó con pie derecho en el 2016 se convirtió en un acontecimiento cultural de fuerte impacto internacional debido a su organización, a su poder de convocatoria, al apoyo gubernamental y al buen presupuesto que se le destinó. Este primer festival dio las pautas para organizar con mejores bríos e iniciativas los siguientes festivales y, efectivamente, el segundo festival dio los frutos esperados. Lamentablemente, después, con una serie de artilugios, se inventaron otras actividades fuera del contenido mismo con que nació este festival y lo que es peor, se comenzó a mermar su presupuesto con el fin de irlo aniquilando ante la complacencia de las propias autoridades, asambleístas y sectores representativos de Loja que no fueron capaces de convocar a los lojanos a defender con firmeza el presupuesto respectivo para garantizar la buena organización de este evento internacional.
Los celos y el egoísmo del centralismo son poderosos. Siempre tratarán de minimizar la capacidad, el ingenio y los buenos proyectos generados desde la periferia del país. Parece que no se comprendió la trascendencia e importancia que tiene un acontecimiento de esta dimensión, fundamentalmente para el movimiento económico y el desarrollo del turismo, más aún hoy… que la pandemia asestó un duro golpe a nuestra débil economía. Eventos de este nivel cuentan con la concurrencia de intelectuales, artistas, turistas y emprendedores de varias partes del mundo. No se puede ignorar el hecho cierto de que el turismo al dinamizar la economía se convierte en el gran motor generador de empleo.
Loja tiene mucho que mostrar porque cuenta con un potencial de atractivos naturales, con una buena muestra arquitectónica, de museos, parques, centros de ecoturismo, eventos populares, escenarios culturales y paisajísticos, bosques, flora, fauna, gastronomía, infraestructura hotelera, restaurantes, capaz de que el turista se pueda interrelacionar con el patrimonio cultural, histórico, natural y las actividades culturales inmateriales, teniendo siempre presente que la mayor parte del turista quiere venir a palpar y vivir otras experiencias, diferentes y diversas que lo llenen de encanto y cubran sus expectativas.
El potencial turístico crece cuando el visitante, a primera vista, siente el impacto de la gente y del ambiente que le rodea. Hay un elemento muy importante que no mismo se le ha querido dar el impulso necesario y urgente que tiene que ver con el buen servicio aéreo y terrestre. La vía de cuatro carriles con túnel Loja-Catamayo que era una excelente propuesta y un esencial elemento de atracción turística y de gran beneficio para el desarrollo comercial y productivo de Loja, solo se ha quedado como un sueño de pocos y la indiferencia de muchos. Nos hace falta liderazgo local y provincial para poder desarrollar el sentimiento de pertenencia, de querencia, de dignidad y de orgullo de lojanidad que sea capaz de superar egoísmos, revanchismos, sectarismos y mezquindades que nos empequeñecen y destruyen y, en su lugar, aprender a marchar juntos con las mismas aspiraciones, los mismos propósitos, metas y anhelos comunes. Al Festival de Artes Vivas solo será posible darle el relieve que se merece si se cuenta con un adecuado presupuesto estatal y con la firme unidad de los lojanos.