El algodón y el maní

David Rodríguez

Los mayas, los quichés, los chortís y los mexicanos atribuyen el cultivo del algodón y el invento del telar a una deidad femenina. Ixquic se identifica como diosa del telar e inventora de todos sus accesorios, sus usos y otros adornos, como los malacates de su peinado, junto a la venda de algodón similar, pasado por la frente. El algodón es originario de la región pacífica de Guatemala. También se lo cree originario de indochina y la arqueología lo ha comprobado que en la India se cultivó 3200 años antes de Cristo. Lo más probado es que lo trajeron los mayas y que los Paltas lo cultivaron mucho antes de la conquista Inca, con fines textiles. Los incas trajeron variedades de formas en el arte textil con la lana, arte propio del aimara. Los conquistadores íberos incrementaron el arte textil criollo, con fines de lucro antes que con fines altruistas.

El algodón, en Estados Unidos, depende de una variedad silvestre guatemalteca, al decir del doctor L. Kroeber: “El algodón fue la primera revolución en el arte de vestir; con él se fabricó el primer maxtatl o calzón amerindio”. Los telares prehistóricos constantes en gráficas no difieren de los que usan las mujeres quichés y los hogares actuales en los campos de las provincias.

El algodón es una planta sedienta, pero el agua debe venirle por sus raíces especialmente. Habíamos hablado de las tierras salitrosas en ciertos valles, del clima seco y del brillante sol, pues, estos fenómenos, junto al esperado, comentado y explotado para la esperanza popular, de canales de riego construidos por el departamento respectivo, en los distintos lugares que los necesitan, tienen mucho que ver con el incremento del cultivo del algodón.

El algodón es casi espontáneo en muchos lugares y se notan variedad de clases criollas y muy peculiares. Miles de hectáreas hay aptas para el cultivo del algodón. Restringiendo un tanto el cultivo de la caña de azúcar y sumando el cultivo técnico del algodón, haríamos rica la provincia de Loja. Pero hay que empezar por solucionar los problemas de irrigación en los distintos lugares; nuestros valles, en gran parte, son de una fertilidad admirable, pero en la mayor parte secos.

Su cultivo democrático, semejante al del arroz, en las zonas de Chaguarpamba, ocupa un importante lugar, a pesar de su atraso en la técnica de cultivar; sin embargo, se aprecia una utilidad para la criolla industria de confección de alforjas, bolsicos, vasijas, costales o sacos, para el transporte de cereales a los mercados vecinos. Si el cultivo se extendiera a áreas mayores, el beneficio popular sería mayor.     

Ahora bien, el maní fue el alimento fundamental de los antiguos Paltas. Una de las mejores reminiscencias está en la sopa “Pepeán”, de los Chaguarpambas; así como el “Bocadillo”, de los Mishquillanas y otros potajes que preparan los campesinos de las parroquias Olmedo y Chaguarpamba, productores de caña y maní. El maní fue el principal producto de los yungas y, por lo mismo, la dieta de todos los Paltas. Maní, maíz y guineo han constituido la base alimentaria de los habitantes de todos los valles con ríos y canales. Desde el valle mochica de Moche, Macacaras, Naypicaras y Urazh, se extendían los cultivos, junto a los ríos y quebradas.

En excavaciones hechas en los asientos incásicos de Alto Salaverry y Gramalote, al norte de Moche, Perú, fueron encontradas gran cantidad de cáscaras de maní, al igual que restos de moluscos y huesos de aves seguramente domesticadas. Hace 2000 años, más o menos, fueron arrojados estos desperdicios.

Es de gran importancia conocer sobre nuestra historia y de esa manera evitaremos ser condenados a repetirla. El agro y el campesino han sido una parte fundamental para el desarrollo de nuestros pueblos, un hecho que debe ser recordado a diario en la comunidad lojana, para que la mente de todas las generaciones sea consciente de ello y busque sustentar más no olvidar o ignorar.