¿La razón?

David Rodríguez Vivanco

Sin duda, los seres humanos estamos predispuestos a defender con pasión temas indefendibles como si bastase con el uso de la retórica, la fe y la fuerza del consenso y del grupo. En realidad, y esto lo vemos a diario en la televisión, gana el debate quién mejor habla y quien más amigos tiene en su bando. Lo que es crucial entender es que venimos equipados con la chispa necesaria para subirnos a un transporte para empujar y ser parte de un grupo, pero también venimos equipados con una importante resistencia al desencanto, con mecanismos psicológicos que casi nos obligan a retorcer la realidad con tal de no bajarnos de la burra, incluso cuando la evidencia nos abofetea.  Cognitiva y disonancia de Festinger, dos de los principales ingredientes de la naturaleza humana, aunque esto se merece su propio artículo.

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De la verdad a la posverdad

David Rodríguez

Dos más dos es igual a cuatro aquí y en Japón. Independientemente del idioma, el amoniaco tiene un átomo de nitrógeno y tres de hidrógeno, aquí y en Rusia. Pero por encima de este tipo de conocimiento estructural existe un vasto universo de materias donde nuestra inteligencia, por lo general, no alcanza a generar concordancia con los objetos de estudio porque son en sí mismos difíciles de definir, o porque carecemos del instrumental y el método, o porque se analizan sin libertad a través de las gafas de la cultura. Sea cual sea el obstáculo, nada nos detiene a la hora de franquiciar y monopolizar la verdad, de forma que si no hay concordancia nos estamos forzando a aceptar al menos un consenso, porque siete por siete es igual a cuarenta y nueve para todos, pero el capitalismo neoliberal, el islam, el marxismo, el tao, el protestantismo, etcétera, son solo grandes burbujas de socialización y consenso.

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El algodón y el maní

David Rodríguez

Los mayas, los quichés, los chortís y los mexicanos atribuyen el cultivo del algodón y el invento del telar a una deidad femenina. Ixquic se identifica como diosa del telar e inventora de todos sus accesorios, sus usos y otros adornos, como los malacates de su peinado, junto a la venda de algodón similar, pasado por la frente. El algodón es originario de la región pacífica de Guatemala. También se lo cree originario de indochina y la arqueología lo ha comprobado que en la India se cultivó 3200 años antes de Cristo. Lo más probado es que lo trajeron los mayas y que los Paltas lo cultivaron mucho antes de la conquista Inca, con fines textiles. Los incas trajeron variedades de formas en el arte textil con la lana, arte propio del aimara. Los conquistadores íberos incrementaron el arte textil criollo, con fines de lucro antes que con fines altruistas.

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El maíz: importancia campesina

David Rodríguez

“La flor del maíz no fue más bella que la última mañana de nuestros reinos”. Se alude al Teocintle, Maíz Divino (Euchiema Guatemalensis), del que se hizo el primer hombre, según lo afirma la mitología quiché. Históricamente, el primer cultivo sistemático fue del maíz por ser sustento básico. Para los Toltecas, el maíz desempeña el papel de Dios masculino y el “frijol” de femenino. Maíz, de las voces antillanas: mahiz-maíz y del tapachulteco “mac”.

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Conoce, comprende, escucha, emite. Digan adiós a los prejuicios.

David Rodríguez

El campesino fronterizo lojano ha tenido que vencer grandes dificultades para dedicarse a la agricultura. Ha luchado contra la falta de tierras y agua. El hombre para dedicarse al agro ha tenido que construirlo. Sobre este medio, hecho exclusivamente para la mano y capacidad del campesino, se estableció y desarrolló una cultura campestre típica. El territorio y la cultura agrícola se han hermanado. Tierra y hombre en una continua y enraizada compenetración.

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