Las nuevas tecnologías de la información en la gestión de la administración pública

Christian Cano Zambrano

Durante la emergencia sanitaria de la COVID-19 en Ecuador se empezaron a introducir nuevas prácticas en la Administración Pública, con esto se esperaba minimizar los grandes problemas burocráticos y poder mejorar la gestión pública tradicional. A nivel general, desde una mirada posmoderna, el nuevo paradigma de la Administración Pública, las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) y las innovaciones en la gestión pública de Ecuador los resultados evidencian ciertas innovaciones tecnológicas que pueden replicarse en las entidades públicas con necesidades de seguimiento y control de recursos, control de acceso y gestión documental y contable.

Es importante definir a la posmodernidad como un estado superior a la modernidad que involucra los procesos de pérdida de sentido que conducen a la ruina de todas las historias, referencias y finalidades.

En la actualidad, variables como la globalización, avances tecnológicos, la demanda de nuevos servicios públicos, los ecosistemas digitales basados en las TIC, la Internet y la banda ancha, entre otros, obligan a un cambio de pensamiento basados en una nueva conceptualización y a la estandarización de la Administración Pública bajo un esquema mejorado de organización y funcionamiento.

Los nuevos escenarios propuestos a raíz de la emergencia de la COVID-19 han podido ir acelerando el uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías de información y comunicación, logrando que estas vayan tomando vital importancia para desarrollar actividades, que en los momentos más críticos de la pandemia lograron ser una opción para no detener las actividades de los servidores públicos, despertando el ingenio y competencias de los mismos para desarrollar nuevos proyectos, nuevos productos y aplicaciones, que llevaban como finalidad el dar soporte a todas las actividades laborales de manera telemática.

Los nuevos modelos de gestión pública en Ecuador buscan generar eficiencia, eficacia, transparencia y la participación ciudadana, tomando como referencia las mejores prácticas dentro de la gestión privada y buscando poder adecuarlas a su entorno; la finalidad es principalmente poder brindar servicios públicos acordes a las necesidades de la colectividad bajo modelos que con el uso de las innovaciones tecnológicas, tienden a ser abiertos y puedan ir generando estados de gobernanza participativa y democrática.

Es importante indicar que las instituciones públicas abiertas a nuevas formas de gestión, nuevos paradigmas de pensamiento y sobre todo orientadas a una gestión orgánico-sistémica pueden enfrentarse a un ambiente de competencia, inestabilidad, riesgo, rapidez, discontinuidad, horizontes cortos de planificación, conflictos, desequilibrios tanto económicos como sociales, oportunidades, movilidad, ideas y nuevos valores, tal como ocurre en la posmodernidad, generando así una gestión pública inteligente la cual estará basada en el acceso, uso y aprovechamiento de las TIC, así como en la ética de lo público, la calidad y la innovación continua.