Por: Sandra Beatriz Ludeña
Llena de vida, colorido y, a la vez dotada de una fuerza inconmensurable, esta urbe que nunca la mirada baja, este año, nuevamente ha puesto en alto el significado de cultura, entre alegorías y festejos hay un campo repleto de hojas, juncos, mariposas con vestido de noche.
Por eso, el arte que se vive en el Festival Internacional de Artes Vivas en la ciudad de Loja es —pienso— lo que se puede hacer con esas hojas, juncos y colores de otro tiempo, en el vestido de mariposa que viste la ciudad y el zumbido de tantas ideas.
A lo largo de las calles principales como la denominada Simón Bolívar, decenas de artistas demuestran lo que el arte hizo con ellos. A lo ancho de las calles como la llamada Vicente Rocafuerte encontramos, en cambio, lo que la vida hizo con el arte y la venta desde tiza para rayar el piso, como otras formas de atraer la atención.
Hay más representaciones de personajes fantásticos, bodi arte, música en vivo, deambulan personajes sin cabeza, uniformados armados y desarmados, la muerte, la vida y caretas sonrientes por todas partes. Hay cientos de corazones que pululan buscando motivos para la alegría.
El viento no ha dejado de sonar alrededor, ahora se trata de una ciudad encendida, con las carpas levantadas, la luz en la ventana, la felicidad asechando en cada esquina. Entonces, el arte y la cultura, las dos son como una mata de pasto sacudida por el viento, que se deja asir pero no se desprende de su arraigo.
Aquí está el festejo de lo inmaterial, de la memoria de quienes fuimos, del conocimiento de lo que Loja es. Hay escultura, pintura y reflexiones de los maestros en torno a la importancia de las manos en la trasmisión de un legado tradicional y también, la de los alumnos y sus experiencias. Hay talleres de danza para personas con discapacidades, para artistas escénicos y circenses, en gestión cultural y más.
Mientras que el gran Teatro Benjamín Carrión, la programación es un verdadero lujo, resalto “Alegorías de Chuquiribamba”, “Cuando ellos se fueron”, “Todo lo que está a mi lado” y muchas otras obras.
Entre tanta diversidad me llama la atención “Guateque”, espectáculo de batucada. La propuesta como la describe la cartelera es para recordar los orígenes africanos de este tipo de estilos musicales, así, la estética representada en su temática hace presencia en los tambores y en la vestimenta de los percusionistas. Todo muestra una nueva estirpe de artistas, ciudadanos del mundo, que vienen a hacer historia.
Esta es una oportunidad para los testigos de la memoria (dígase fotógrafos, cineastas), que alimentan memorias colectivas y la tradición.
Nada más que decir, el arte en Loja se ha tomado las calles, las plazas, los corazones, no podemos dejar de sentirlo. Vivirlo.