Educación y economía en la prevención de la violencia

La educación es la clave para el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la promoción del desarrollo del potencial humano, la igualdad y la comprensión entre nuestros pueblos, y que influye positivamente en el crecimiento económico y la reducción de la pobreza; para lograr esas metas es esencial que una educación de calidad esté a la disposición de todos los integrantes de nuestro territorio.

El crecimiento económico es fundamental para superar las desigualdades económicas y fortalecer la democracia nacional, y que para alcanzar un crecimiento económico sostenido, estabilidad política y social, es necesario encarar el desafío más apremiante que enfrenta el país —la erradicación de la pobreza y la inequidad—, mismas que exigen un enfoque integrado que fomente mayor competitividad, oportunidades para un comercio equitativo y un acceso más ecuánime a las oportunidades, para ello, se requiere tomar medidas a escala nacional, regional y local, a fin de crear un ambiente positivo para la iniciativa empresarial, maximizar los beneficios de la migración ordenada, minimizar los efectos de la volatilidad económica y de los desastres de origen natural, y fomentar la estabilidad y movilidad social para promover una distribución más equitativa de los beneficios del crecimiento económico. La democracia es esencial para la paz, el desarrollo y la seguridad en nuestro territorio, estas son las mejores bases para continuar fomentando el bienestar de nuestros pueblos (Cabrera Byron). La violencia y la delincuencia son obstáculos graves para la convivencia, el desarrollo democrático, social y económico en nuestro territorio; para combatirla es necesario, y de forma urgente, realizar un enfoque integral para su prevención, esto es alentar a nuestras instituciones nacionales a trabajar conjuntamente y en coordinación con todas las organizaciones multilaterales pertinentes, para instrumentar programas integrales que incluyan iniciativas sobre resolución de conflictos, prevención y atención permanente, fortaleciendo las capacidades institucionales nacionales, regionales y locales en estas áreas, además es conveniente considerar el desarrollo de la cooperación con los medios de comunicación y la industria del entretenimiento, con miras a eliminar la promoción y la difusión de una cultura de violencia y, de esa forma, contribuir a fomentar una cultura de paz; fortalecer una mayor utilización de la policía nacional para desarrollar un mayor diálogo e interacción entre las autoridades encargadas del cumplimiento de la ley y agrupaciones de la sociedad; alentar la cooperación para modernizar las leyes penales, utilizando las tecnologías de información y de las comunicaciones, poniendo énfasis en la capacitación en materia de derechos humanos y en la prevención de actos de violencia, con el fin de reducir la violencia contra la población, fomentando, asimismo, los valores necesarios en nuestras colectividades para conservar la armonía social; aumentar las oportunidades de compartir experiencias, técnicas y prácticas óptimas entre las entidades gubernamentales y organizaciones de la sociedad que participan en la lucha contra la violencia psicológica, sexual o física en el hogar y en el lugar de trabajo; buscar adoptar medidas necesarias para prevenir, impedir y penalizar la violencia, segregación y explotación ejercida contra las mujeres, menores, ancianos, personas discapacitadas y otros grupos vulnerables, y procurar asegurar que la legislación nacional aborde los actos de violencia contra ellos, y que estas leyes sean aplicadas reconociendo la necesidad de garantizar a las víctimas de la violencia la asistencia legal que se requiera para obtener su reparación. Finalizando el presente es necesario solicitar a las organizaciones multilaterales y otras participantes en la prevención de la violencia, que intensifiquen su apoyo y asistencia técnica a las provincias que más lo requieran, promoviendo medidas concretas para prevenir acciones hostiles contra las minorías en nuestro territorio. Y, sobre todo, aumentar la cooperación nacional, regional y local con miras a prevenir el uso de armas de fuego y municiones con fines criminales. Por lo mencionado, es el momento oportuno para decir basta a la violencia social que tanto daño nos ha causado, nos está causando y mayormente si no la detenemos a tiempo nos causará severos problemas a futuro.