El agua es única entre nuestros recursos naturales, porque, aunque es renovable, no es reemplazable. Disponemos de diversos sustitutos para las fuentes de energía y para la mayoría de los productos básicos, pero no los hay para el agua. Cuando se pierde o se degrada por la sobreutilización o la contaminación, no se la puede reemplazar. El agua limpia, sin contaminación, bacterias u otros agentes degradantes es el pilar sobre el que se apoyan las sociedades sostenibles, prósperas y equitativas. Una buena gobernanza de los ecosistemas que ofrecen agua potable de calidad es un requisito fundamental y en el que intervienen la cooperación de las empresas del sector privado, el gobierno a todos los niveles, las instituciones públicas, las comunidades indígenas y locales, las ONG y otros actores pertinentes.
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