La reactivación económica en el Ecuador

Pául Maldonado

Haciendo una breve historia puedo mencionar que, hasta el cierre del 2021, la economía ecuatoriana venía experimentando un proceso sostenible de reactivación económica. Esto se vio reflejado principalmente en la dinámica de las ventas totales (ventas locales + exportaciones), que hasta noviembre de 2021 reportaron un incremento de 20% respecto lo observado en el mismo período de 2020, y de 2% respecto a lo registrado en el mismo período de 2019. Aunque respecto a 2019 se observaba un bajo incremento en las ventas, es necesario señalar que desde agosto de 2021 se pudo observar un comportamiento sostenido al alza, al compararse los niveles de ventas registrados en los meses de 2021 respecto a los meses de 2019, situación que hacia los últimos meses del año generó expectativas favorables para diversos sectores de la economía.

Ante estos resultados favorables antes citados, es necesario diferenciar entre reactivación y recuperación como tal. Es posible hablar de recuperación económica, cuando los resultados positivos son observables a nivel de los diferentes indicadores socioeconómicos, y principalmente, a nivel del total de actividades económicas y productivas. Si se evalúa la dinámica de ventas por sectores económicos, es posible observar que las actividades primarias (agricultura, ganadería, acuicultura, pesca, minería y petróleo) son las que mejor desempeño lograron a lo largo de 2021, con un incremento en ventas de 35% respecto 2020, y de 12% respecto 2019. La industria manufacturera y el sector comercio también registraron resultados positivos, similares a los observados para el sector primario, aunque en menores magnitudes. En contraste con lo antes evaluado, el sector de la construcción, y el de servicios en general, todavía se mantienen distantes de los niveles pre pandemia. En el sector de servicios, están las de alojamiento, de restaurantes y servicios de comida, mismas que entre enero y noviembre de 2021 reportaron ventas inferiores en 41% y 21% respectivamente, esto en comparación a los niveles observados en el mismo período de 2019. Para aclarar estos indicadores quiero mencionarles que la reactivación económica es un proceso en el que la economía empieza a recuperar los niveles perdidos a consecuencia de una crisis económica o un suceso que ha afectado a la misma, como la pandemia ocasionada por el COVID 19. Entre sus características están: Que es un fenómeno que se produce en la economía, tras un periodo en el que esta se ha resentido; Se caracteriza por presentar crecimientos en la economía; Se observan crecimientos en variables como el empleo y la renta; No debe confundirse con una fase del ciclo económico a la que definimos como «recuperación económica». Su diferencia esencial es que la recuperación económica es una fase del ciclo, mientras la reactivación puede darse sin necesidad de seguir ese riguroso orden que sigue el ciclo; además, es el proceso mediante el cual la economía empieza a operar y, por lo tanto, empieza a recuperar los niveles perdidos durante el shock o la recesión; En resumen, es un proceso en el que la economía, tras una paralización, empieza a reactivarse positivamente. Sin embargo, que la economía caiga, como sabemos, no es algo que dure para siempre. En algún momento debemos encontrar ese punto de inflexión que nos devuelva los crecimientos que, ante la crisis o el suceso registrado, se esfumaron. A este proceso en el que empieza la economía a reactivarse, y ello tras la paralización citada, lo denominamos «reactivación económica». En síntesis, la reactivación económica, no es más que una fase en la que la economía, tras una crisis económica que ha provocado un hundimiento de la misma, empieza a recuperarse y a registrar crecimiento económico. Esta provoca mejoras en la tasa de empleo y en la renta como lo habíamos mencionado anteriormente, así como en todas aquellas variables que componen el crecimiento económico.