La pandemia sigue vivita y coleando

Santiago Armijos Valdivieso

Finalizado el estado de excepción, decretado por el Gobierno Nacional para contener la pandemia de Covid-19, el cuidado de la salud recae en la disciplina, en el orden y en la prudencia de cada uno de nosostros. No sé, si esto sea lo más acertado, pero es lo que tenemos y, por tanto, hay que asumirlo responsablemente.

En el caso de la ciudad de Loja, se ve con claridad que el movimiento ciudadano ha aumentado considerablemente y podría decirse que en algunos sectores de la urbe -el casco central urbano, por ejemplo- ha retornado el desorden y el tráfico vehicular con sus ruidosos bocinazos. No se puede desconocer que el confinamiento contuvo la pandemia, aunque no en la dimensión que se esperaba, pero resultaba muy difícil prolongar los largos seis meses de paralización de las actividades, dada las graves consecuencias económicas que aquello ocasionó. El tema es tan grave que simultáneamente a los enfermos del coronavirus existen miles de enfermos financieros que, luego de perder sus empleados, cerrar las puertas de sus negocios o apagar los motores de sus unidades de transporte, afrontan el durísimo reto de llevar pan a su casa, honrar deudas y costear sus medicinas. Todo ello, en medio del terrible desconcierto de no saber a ciencia cierta, el tiempo en que terminará el terrible flagelo sanitario. Ojalá que las esperanzadoras noticias que circulan en el mundo respecto a varios proyectos de vacuna se hagan realidad. Frente a todo lo dicho, y escarbando en el chaparrón de informaciones y de especulaciones que llegan a nuestros oídos por aire, por mar y por tierra; me atrevería a decir, con el riesgo de equivocarme, que se debería considerar seriamente para seguir enfrentando el problema, como mínimo lo siguiente:

1. Tener muy presente que la pandemia no ha terminado y que se prolongará por varios meses; 2. Evitar el contagio dependerá fundamentalmente de nuestra prudencia y responsabilidad; 3. Dada la delicada situación económica del Ecuador, difícilmente regresaremos al confinamiento y por la tanto debemos darle cara al problema con decisión y valentía, respetando lo protocolos de sanidad; 4. Hasta que exista la vacuna y seamos inmunizados, el principal objetivo de las empresas, negocios y comercios deberá centrarse en supervivir, más que en plantearse grandes metas de recuperación; buscando para ello reestructuraciones de deudas, optimizando recursos y ejecutando planes de austeridad; 5. Quienes están en el desempleo tienen que recurrir a su ingenio para impulsar emprendimientos en productos y servicios que demanden las circunstancias; Quienes tienen un puesto de trabajo, tienen que reiventarse y cumplirlo con mayor esfuerzo y empeño; 6. A pesar de su limitada capacidad económica, el gobierno debe tomar acciones para lograr la inclusión digital de muchos ecuatorianos, especialmente, de estudiantes de todos los niveles educativos que penosamente están al margen de la conexión digital en desmedro de su formación educativa. 7. Será de mucha valía que el Estado, las municipalidades y las diferentes entidades públicas faciliten las inversiones y la generación de empleo, exorcizando de sus oficinas numerosos trámites burocráticos innecesarios que lo único que logran es ahondar los problemas ciudadanos.

No obstante de aquello, todo resultará insuficiente e infructuoso, al no existir una sincera, real, palpable y excepcional decisión de las esferas políticas y de poder para privilegiar los intereses del Ecuador como un todo. Esto es un clamor, una necesidad y una exigencia de la ciudadanía, golpeada una y otra vez por los puntapiés de la corrupción, de la demagogia y la politiquería.