Procura no hacer daño, porque no podrás volver atrás, aunque la vida te empuje como un ciclón que no te deja libre, deja tu conciencia en paz. No te vendas tan barato, el sufrimiento del resto no es cuestión de unas monedas. Procura hacer justicia con cada acto, sé leal a tus convicciones, formadas a base de ejemplo, de vivencias, repeticiones en el día a día, pues, la injusticia es un aullido interminable, que te ensordecerá de por vida, si le permites que venza.
Procura vivir liviano, sin más peso que el que puedas llevar. Procura mirar más allá de las simples apariencias, porque hay hombres que deshechos fingen alegría y otros más con alegría van llorando, acorralados por sus decisiones. Procura vivir dejando la muerte para la muerte, pues hay quienes desean no haber nacido, aunque para estar presente les haya tocado proclamarse victoriosos de una trascendental contienda. Y aunque muchos digan que vivir es una desgracia, invoca la felicidad que la felicidad acudirá a tu casa, y bailará largamente con tu alma.
Acuérdate un día, de lo que yo escribí pensando en ti, sí acuérdate de tus promesas, piensa que no hay más pesar entre los pesares, que fallarse a uno mismo. Honra los compromisos, dile si a la vida, dile si valió la pena tomar un nombre, pasar por los días, esparciendo palabras cual acciones, cual semillas por el camino, y sobre todo, volver recogiendo, con satisfacción los frutos. Solo así habrá amor, amistad perdurable, que es lo único que cuenta.
Procura hacer el bien sin pensar ¿qué gano yo?, las cosas llevan su cuota de justicia, y al final sin que nadie reclame, recibirás lo que mereces. Un humano solo, es un grano de polvo, una nada en el camino. Por eso, da valor a lo que tiene valor, la confianza no se vende en tiendas, la credibilidad es tu responsabilidad. Procura hacer por otro lo que quieres para ti. Si quieres ayuda, ayuda tú. Si quieres justicia, sé justo. Si quieres amor, ama al próximo.
El destino es tu decisión. Tu futuro es tu actuar. Tu dignidad es un pan que se reparte entre todos, para saciar el hambre colectiva. Entonces, acuérdate de estas palabras para tu conciencia. Nunca te apartes del camino, ni digas no puedo hacer más, no está en mis manos.
Acuérdate un día, de lo que yo escribí pensando en ti. Sí acuérdate que no hay un mundo perfecto, solo hay el mundo tal como es, y así será tu patrimonio. La mezquindad, traerá mezquindad. La generosidad hará lugar para lo bueno. Acuérdate, sí acuérdate de esto.
Pensando en ti, en la esperanza, en cómo te veo, te escribo estas palabras que en realidad no son exclusivamente para ti, son para la gente, para el resto. Procura entonces, resonarlas en la conciencia y pensar en mí, que no soy solo yo, somos más, somos el resto.