Derecho humano a la educación

La educación es un derecho humano fundamental indisolublemente ligado a la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), el artículo 26 reza: “Toda persona tiene derecho a la educación”, la misma que debe ser gratuita, garantizar el pleno desarrollo de la personalidad y que los padres pueden elegir la educación que quieran para sus hijos. El derecho a la educación es uno de los principios que respalda la Agenda Mundial Educación 2030, así como el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), adoptado por la comunidad internacional que tiene el propósito de garantizar el disfrute pleno del derecho a la educación como catalizador para lograr un desarrollo sostenible.

La constitución ecuatoriana en el artículo 26 señala: «La educación es un derecho de las personas a lo largo de su vida y un deber ineludible e Inexcusable del Estado. …Las personas, las familias y la sociedad tienen el derecho y la responsabilidad de participar en el proceso educativo». El artículo 27 de forma categórica expresa: “La educación se centrará en el ser humano y garantizará su desarrollo holístico, en el marco del respeto a los derechos humanos, al medio ambiente sustentable y  a  la  democracia;  será  participativa,  obligatoria,  intercultural,  democrática, incluyente  y  diversa,  de  calidad  y  calidez;  impulsará  la  equidad  de  género,  la justicia,  la  solidaridad  y  la  paz;  estimulará  el  sentido  crítico,  el  arte  y  la  cultura física,  la  iniciativa  individual  y  comunitaria,  y  el  desarrollo  de  competencias  y capacidades para crear y trabajar.

En esta línea la LOEI (aprobada en el 2011), observando los instrumentos legislativos e internacionales, la constitución y el Código de la Niñez, define en sus principios: el interés superior de los niños, niñas y adolescentes, el acceso, equidad, libertad, igualdad y formación en valores y su finalidad es el desarrollo integral de la persona.

La pandemia de la COVID-19, según datos de la CEPAL significó que “más de 1.200 millones de estudiantes dejaran de tener clases presenciales en todos los niveles de enseñanza.  De estos, más de 160 millones son estudiantes de América Latina” y en Ecuador la cifra supera los tres millones. En este contexto, el sistema educativo se centró en el uso de plataformas virtuales de aprendizaje asincrónico y transmisión de programas educativos por medios de comunicación tradicionales como la radio o la televisión; Ecuador, desde el 2013 reconoce tres modalidades de enseñanza: la presencial o semipresencial, la que es a distancia o teleducación y el ‘homeschooling’ o escuela en casa.

Hoy, al acercarse el final del año lectivo en la Sierra y con el arribo de un nuevo gobierno se habla de un retorno progresivo, voluntario y seguro a clases y abre las posibilidades de continuar la “educación en casa”, la educación “híbrida” y la “alternancia” impulsando un tono de futuro de la educación, advertido ya en el 2015 por el profesor Luis Bonilla-Molina al hablar del Apagón Pedagógico Global (APG) “que le daría centralidad pedagógica a la virtualidad”. La COVID-19, es por tanto un pretexto “para dar paso a la virtualidad y la educación en casa como paradigmas emergentes del capitalismo cognitivo, que pone en riesgo la profesión docente y los múltiples sentidos de la presencialidad en los procesos de aprendizaje”, dice la comunicadora Nelsy Lizarazo.