La construcción del Hospital Militar está entre las obras de máxima prioridad que necesita la provincia de Loja y que irresponsablemente postergó el peor gobierno de la Historia del Ecuador.
Una observación más o menos detenida de lo que ocurre en el actual Hospital Militar de la ciudad de Loja muestra que semanalmente salva más de mil problemas de salud, satisfaciendo las necesidades de militares activos y pasivos y de sus familiares, es decir, por la cantidad de los servicios nuestra sociedad recibe considerables beneficios.
La observación demostrará también que el personal se esmera al máximo por atender a los pacientes, que cumple con diligencia sus obligaciones, con abnegación, quizá lo hace más allá de lo que les imponen los reglamentos, para precautelar la salud y la vida de quienes concurren en demanda de atención.
Pero esa observación pondrá en evidencia las deficiencias que provienen del hecho de funcionar en un edificio antiguo, que no fue construido para hospital.
Para obtener el ingreso, el turno y la entrega de medicinas las personas tienen que ocupar la vía pública (ventajosamente en una parte protegida de la lluvia). Para emergencia externa se cuenta con una sala demasiado estrecha. No existe el número suficiente de consultorios y los existentes no reúnen las condiciones adecuadas. Por la misma antigüedad del local al construirlo no se tomó en cuenta los aspectos para dar acceso a la planta alta a las personas en silla de ruedas, problema que parcialmente se ha resuelto instalando un tobogán en una de las gradas, que no permite que un paciente pueda ascender o descender con su propio accionar, sino que se requiere el auxilio de los familiares o del personal militar. Para qué mencionar más.
La ubicación del Hospital, en el centro de la ciudad, es otro inconveniente por los obstáculos que se presentan para estacionar vehículos y para el tránsito por la calle Colón.
En resumen, por razones técnicas, espaciales, urbanísticas, arquitectónicas, el Hospital Militar tiene que ser reubicado y dotado de un nuevo edificio, más grande y moderno. Hace más de 5 años se decidió hacerlo donde ha funcionado el Fuerte Militar Cabo Minacho, frente a la avenida Eduardo Kingman, donde hay espacio tan amplio como para contemplar todos los ambientes internos y externos para tener las instalaciones suficientes para atender a pacientes con toda clase de dolencias.
Creo que en el segundo lugar de las prioridades está la ampliación del Hospital «Manuel Ygnacio Monteros» del IESS, lo que fue ofrecido por Ramiro González y nunca cumplido.