Efrén Sarango Palacios
El formato del debate
fue del tiro, don Vicente,
no hubo tiempo suficiente
para hacer un buen remate.
Las preguntas de dislate
son abiertas, generales,
van rayando en lo banales,
para todos, sin distingo;
eso vimos el domingo,
en los verdes saucedales.
Quince cortos segunditos
para hacer una pregunta,
no es lo justo si se junta
el estrés en los benditos.
Las respuestas rapidito,
sin pensar cómodamente,
hizo mella claramente
en los nuevos candidatos
que dudaban cada rato,
al hallarse frente a frente.
¡Qué debate! Ni ocho brevas,
con apenas un minuto,
ni que fueran tan astutos
con diploma en verborrea.
Respondieron “como sea”
unos bien, otritos nada,
¡qué bonita pendejada!
no pudieron expresarse,
ni tampoco concentrarse,
porque el tiempo les ganaba.
El debate fue cansino,
aburrido en su estructura,
dijo un hombre de Jimbura
de apellido Palomino.
El debate peregrino
no gustó, ni satisfizo
con mi verso sintetizo
lo que siente el ciudadano,
lo que piensa el pueblo llano
que no tiene compromiso.