La transformación de una universidad

Segunda parte

Diego Lara León

Los sesgos al crear y transmitir conocimientos son, sin duda, nocivos para la sociedad, si la Universidad (cuna de la ciencia) se sesga, restringe el crecimiento de su entorno y su vinculación se distorsiona. Hace varios años no era fluida la relación entre la Universidad Nacional de Loja (UNL) y el sector productivo, la empresa y el productor. No podíamos ser aliados naturales en la transferencia de conocimiento y vinculación.

El sector productivo genera el 80% del empleo en Ecuador, el desarrollo sostenible se apoya en una gran medida en él, sin embargo, la UNL estaba de espaldas a gran parte de nuestro sector.

Recuerdo que a finales del 2018 asistí a un evento que lo consideré un cambio conceptual, un salto cualitativo fundamental, una real transformación en el rumbo que la UNL había emprendido. La inauguración en ese momento de INNOVA-T, un coworking en el cual se incentivaba a alumnos a crear empresa y a la empresa a unirse al modelo universitario. En la Universidad a lo largo del mundo eso ya existía desde hace décadas, en la UNL, por una equivocada visión y gestión, eso no era posible hasta ese momento.

Desde ahí hemos sido cercanos, como debió ser siempre, la Universidad, la Empresa y la Sociedad. He sido gentilmente invitado a varias ferias de emprendimiento universitario, soy testigo de como se está sembrando la semilla del emprendimiento en los alumnos. Existen emprendimientos con enorme potencial.

La clave del desarrollo está en la innovación, la innovación requiere de investigación básica y aplicada, esa tarea es principalmente de la Universidad.

La Universidad que solo se enfoca en docencia, no es universidad, la UNL lo entendió en estos últimos 4 años y va camino a la excelencia.

La UNL pasó de 33 carreras de pregrado en el 2018 a 43 en el 2022. En formación de cuarto nivel, pasó de cero ofertas hace 4 años a 31 postgrados que darán herramientas a los maestrantes para insertarse en el sector productivo y social.

En investigación pasó de cero líneas investigación institucionalizadas a once. Ahora tiene 9 grupos y 19 redes de investigación.

Al 2022 fueron más de 160 docentes y 3.500 alumnos que están en programas de vinculación con la colectividad. Como fue hace décadas, la UNL volvió a estar cercana a su entorno.

Un síntoma de desarrollo es ver nuevas construcciones, nuevos proyectos, ver un cambio en el campus.

Los proyectos institucionales requieren tiempo para consolidarse, una transformación no se puede cohesionar en 4 años, requiere largo plazo.

Un gran proyecto requiere un liderazgo fuerte y con visión, que bueno que la Universidad Nacional de Loja lo tiene.

Que siga la transformación universitaria, que la UNL siga siendo el orgullo de los lojanos, que se camine por la ruta de la buena ciencia. ¡¡¡El campus en la Argelia ha vuelto a ser la Alma Mater lojana!!!

 @dflara