El origen de este término se basa en la formación de las relaciones sociales y en poder poner en práctica la solidaridad con las personas que te rodean y, sobre todo, con las personas que más necesitan de tu ayuda. Al analizar las palabras que conforman el término “tejido social”, nos damos cuenta que el concepto de tejido se refiere a las células de la persona. Lo social hace referencia a las conexiones que realizan para que todo marche bien en el cuerpo. De esa manera también se construyen las relaciones interpersonales, por lo que podríamos decir que son células que se conectan con las de otras personas y se fusionan para crear una relación entre ambas. Entonces, el tejido social lo conforman todos los integrantes de una sociedad y se dan por las relaciones que existen entre ellos.
La solidaridad social les da la oportunidad de crear vínculos fuertes, no solo con los familiares directos, sino también con las personas externas al núcleo; además es importante porque con ella se persiguen ciertos ideales y se obtienen diferentes beneficios que van más allá de la interacción, por lo que se lo debe promover y mantener en el tiempo, integrándolo a la sociedad para lograr satisfacer las necesidades más básicas, a la vez es indispensable para el buen desarrollo de la sociedad y de cada persona que conforme el tejido. Cuando se crean grupos de personas llenas de valores y principios se generan grandes acciones que significan un antes y un después en las sociedades, porque un tejido es la unión de diversos factores para construir procesos sociales positivos. Hay dos tipos de tejido, familiar: es cuando la solidaridad social se presenta en un grupo de personas que comparten parentescos sanguíneos o pertenecen a un núcleo familiar; y, social: cuando la sociedad se crea con integrantes de diferentes núcleos familiares. En estos casos, los integrantes de las familias tienen amistad con otros grupos familiares y entre todos se apoyan y se ayudan entre sí.
Al entender en qué consiste el tejido, vemos que siempre busca el bien de toda una sociedad, ya sea de forma individual o colectiva, a través de acciones que presten apoyo, colaboración y protección. Los integrantes del tejido social en una sociedad siempre están dispuestos a escuchar a quien está afligido o quien enfrente una situación adversa en su vida, porque saber escuchar es un gran ejemplo de solidaridad y apoyo dentro de cualquier grupo social. Otra, más importante, es el trabajo de voluntariado, porque no solo consiste en ayudarse entre sí, sino también a instituciones pública, centros de salud o algún otro lugar que requiera de una mano amiga. Aportar donaciones de cualquier índole y prestar ayuda de primeros auxilios son actos de solidaridad social y que a largo plazo trae recompensas. Por eso, quienes están muy involucrados en la sociedad, y son parte del tejido social, deben estar dispuestos a colaborar en cada actividad que se realice en su entorno. La célula más importante en el tejido social es la familia, ya que la persona al nacer ingresa directamente a un núcleo y es él quien que enseñará la importancia de ser solidario e inculcará los valores necesarios e indispensables para el buen vivir. La otra célula es la escuela; esta institución se encargará de reafirmar los valores que se aprenden en la familia para terminar de construir personas con empatía y ganas de ayudar al prójimo. El tejido social tarda en construirse el mismo tiempo que se tarda en consolidar la confianza, el respeto, la participación y el apoyo entre las personas. La cultura y el deporte son componentes que más influencia tienen en el desarrollo del tejido social; con el deporte se promueve la convivencia pacífica y sana, donde todos se respetan y aceptan las habilidades de los demás. Además, se aprenden valores que ayudan con la transformación social. La cultura aporta todos esos conocimientos, tradiciones e ideas que caracterizan a la sociedad y los hacen resaltar entre los demás. Incentivar a los demás a conocer las costumbres y tradiciones de una sociedad ayudará a crecer a un pueblo y le dará un gran alcance en el mundo. Otros elementos son la educación, seguridad, alimentación, salud, servicios públicos y todo lo que represente una mejor calidad de vida. En síntesis, el tejido social es un componente del comportamiento que genera identidad, consenso y sentido de pertenencia, es un activo individual y colectivo cuya presencia da cuenta de una sociedad participativa, unida y coherente; además, es un elemento fundamental para garantizar la gobernabilidad y el bienestar de los habitantes de un determinado territorio en la que se refleja el grado de pertenencia, solidaridad y cohesión.