P. MILKO RENÉ TORRES ORDÓÑEZ
Viene a mi memoria el recuerdo de aquellos años en los que la juventud abrazaba la euforia y la novedad de cuanto llegaba. El paso hacia la definición de una identidad humana, vocacional y de servicio en el mundo, me llevó a recorrer los largos pasillos del Seminario Mayor “San José” ubicado en plena Avenida América y la Gasca, en Quito, y a quedarme, por siempre, lleno de amor por Jesús, María, la Iglesia. San Ignacio de Loyola escribió sus Ejercicios Espirituales para recordar que nuestra misión, aquí y ahora, es “en todo amar y servir”. De esta manera queríamos cambiar el mundo, según nuestro querer y sentir. Era maravilloso, decisivo, influyente, hacer presente a Jesús.
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