
El padre Milko René Torres Ordóñez cumplirá —este 31 de octubre— 32 años de vida sacerdotal. Ha recorrido varias provincias del Ecuador sirviendo con la voluntad de Dios; y, con su labor, ha dejado huellas y ha hecho buenos amigos.
Inicios
El padre Milko René, de 61 años de edad, nació el 10 de febrero de 1962, en la ciudad de Catamayo, hizo sus estudios primarios en la Escuela Ovidio Decroly y la secundaria culminó en la Unidad Educativa Fiscomisional La Dolorosa, aunque previó a ello, tuvo breves pasos, en la Unidad Educativa Daniel Álvarez Burneo y Bernardo Valdivieso.
En diálogo con Diario Crónica relató que la vocación por la vida sacerdotal es algo con lo que se nace. “Mi madre siempre decía que cuando era niño me gustaba jugar realizando eucaristías y amaba ir a las misas”, comentó.
Añadió que, tras culminar sus estudios secundarios, en el año 1983, inició su preparación con los Jesuitas en Quito hasta 1986, tiempo que le permitió ingresar al Seminario Mayor San José de la misma ciudad.
“Me ordené como sacerdote en las manos de monseñor Hugolino Cerasuolo Stacey, el 31 de octubre de 1991 en la ciudad; la próxima semana cumpliré 32 años de años al servicio de Dios”, acotó.
La vocación es alegría, “siempre he sido entusiasta, con una visión de que el mundo tiene que ser mejor y todos tenemos que aportar”, afirmó.
Servicio
El sacerdote tiene una amplia trayectoria de servicio. Contó que, tras ordenarse, monseñor Hugolino Cerasuolo Stacey, en 1992, lo envió a estudiar en la Universidad de Navarra, Pamplona, España, y obtuvo el doctorado en Teología Bíblica.
Luego de su regreso en el año 1995, inmediatamente monseñor Cerasuolo Stacey lo nombró formador del Seminario Mayor Reina del Cisne como profesor de Biblia y prefecto de Disciplina.
De 1998 a 2003 fue párroco en San Cayetano y fundó la parroquia eclesiástica. A la par fue encargado de Biblia de la Diócesis de Loja, posterior hasta 2005, sacerdote en San Isidro Labrador.
De igual manera, lo nombraron capellán de la Zona Militar de Loja; durante este lapso de tiempo estudió una maestría en Liderazgo Educativo en la Universidad Técnica Particular de Loja.
En el año 2008, hubo la transición de la Diócesis de Loja, ingresó el obispo encargado Carlos Aníbal Altamirano, quien reemplazó temporalmente a monseñor Hugolino Cerasuolo, hasta que la Santa Sede designara al titular. Durante este tiempo lo nombraron secretario canciller hasta la llegada de monseñor Julio Parrilla y siguió con el mismo cargo hasta 2011.
Además, en 2009, cumplió las funciones de párroco en la parroquia Eclesiástica Santa Madre de Dios, de la Daniel Álvarez.
En 2011 viajó a Quito como delegado de Biblia y ejecutivo de la Comisión del Magisterio de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Tras un año, en 2012, retornó a Loja y desempeño como párroco del sector Belén hasta 2016. De ese año hasta 2019 fue enviado a Guayaquil en dos parroquias: San José de las Malvinas y Pastorcito de Fátima en el sector Recreo, Etapa Uno de Durán.
En 2020, volvió a su tierra natal y monseñor Walter Heras lo nombró rector de la Unidad Educativa Fiscomisional Monseñor Santiago Fernández García de Cariamanga. El año pasado cambiaron su designación y en noviembre fue nombrado delegado de Biblia de la Diócesis hasta la presente fecha.
Recalcó que, “todo es una bendición de Dios”, en cada comunidad que ha estado siempre la meta ha sido cumplir la voluntad del Creador y dejar una huella, por ello, “donde he trabajado conservo buenos amigos”.
Aconsejó a los jóvenes que amen a la iglesia, trabajen por ella, y que los laicos, religiosas y sacerdotes se entreguen totalmente a Dios. El mundo de hoy necesita de nuestro aporte, porque se vive en una época crítica —a todo nivel—. (I)